En el Rancho Skywalker de George Lucas, y hablando sobre el jardín del Edén, Joseph Campbell recrea una hermosa historia de la deidad, del Yo que dijo: «Yo soy». Apenas lo dijo, sintió miedo. ¿Por qué? Porque ahora era una entidad en el tiempo. Entonces pensó: «De qué habría de tener miedo, si soy lo único que existe». Y no bien lo hubo dicho, se sintió solo, y deseó que hubiera otro, y entonces sintió deseo. Se hinchó, se dividió en dos, se volvió macho y hembra y engendró el mundo.
El miedo es lo que le hizo gritar ¡yo
soy!, de la manera como lo recrean los hermanos Grimm en el Cuento del
que fue a aprender lo que era el miedo, cuando imaginan que esta debió ser
la primera experiencia en el útero materno: “Por la noche, mientras el joven
dormía, debería su mujer destaparlo y echarle el cubo de agua con los gobios
por encima, de tal manera que los pececillos se movieran alrededor de él.
Entonces, se despertó y gritó: -¡Ay, qué miedo, qué miedo, querida esposa!
Bien, por fin sé lo que es tener miedo”.