martes, 1 de mayo de 2012

Tiempo de la anticultura


Para Ana Belén,

en nuestro tercer aniversario


Sin duda vivimos tiempos difíciles. El criterio de rentabilidad y eficiencia está invadiendo todos los estratos de la sociedad, incluida claro está la educación, que constituye la única vía como una sociedad puede adquirir una formación, un estilo, una idiosincrasia. En estos tiempos difíciles se cumple la profecía que Mary Shelley anticipaba para nuestro tiempo. Somos víctimas de nuestra propia creación cultural que ahora parece rebelarse contra nosotros imponiéndonos sus imperativos y condiciones. Incluso los políticos, que parecen estar detrás de este virus social, actúan muchas veces como meros técnicos o ejecutores de planes globales impersonales. La comprensión de nuestro tiempo se hace difícil, si no imposible, teniendo en cuenta que sólo es desde la teoría como podemos comprender la realidad, y que ésta es ahora la que impone los criterios de observación e interpretación. La cultura no es ya independiente de los poderes políticos y económicos, sino sierva de éstos, y como tal actúa.

El ideal emancipador que animó los movimientos ilustrados ya no es posible, y solo nos queda cultivar la cultura por cuenta propia, al margen de la educación, fuera de las instituciones educativas. La concepción de la especialización del saber también está llegando a su fin. Hoy ya no interesa formar a profesionales especialistas, sino multidisciplinares, capaces de dominar más de una lengua (¡como si ya dominásemos la nuestra!), capaces de dar sin rechistar filosofía, lengua, música, ciencias sociales, y yo que sé cuántas materias más afines (¡como si existieran materias afines o la filosofía fuera más afín a la lengua que a las matemáticas!) Éste es, precisamente, uno de los síntomas más claros que revelan el advenimiento de la anticultura. Se acabaron los tiempos en los que la sociedad amaba y respetaba su lengua y cultura idiosincrásicas, en los que cultivar el conocimiento por amor al conocimiento era objeto de consideración.

Ahora es el tiempo de la anticultura.