Me dicen que hoy cumplo años, tantos, que ya se pueden
decir en voz baja. Y me dicen que el sol, cuando nací, no era muy distinto del
que es ahora, y que también a la luna le han pasado inadvertidos. El caso es
que, para mí, cada sol y cada luna son distintos, porque los miro distinto. Y
leo los libros, distinto. Y miro a mis padres, distinto. Y te doy la mano,
distinto. Y sueño, distinto. Y duermo, distinto. Y veo mis manos, distintas. Y
mastico, distinto. Y corro, distinto. Y me enamoro, distinto. Y recuerdo,
distinto. Y espero, distinto. Y vivo, distinto. Pero es lo que tiene cumplir
años, que en el intervalo regalado que es la vida, un día uno se despierta
transformado, extrañado, con un deseo muy vivo de que los demás también te
extrañen. Así me sienta cumplir años, o eso dicen, quienes los han visto
cumplir.
Hoy es distinto, y os deseo que sigáis aquí, como yo, cumpliendo años, viéndonos crecer y madurar, advirtiendo cada día, cada noche, cada vida.