domingo, 26 de mayo de 2019

La torre prohibida

Algo habría en aquellas viejas películas de Hitchcock para que, como los antiguos cinematógrafos que marchaban hacia adelante y hacia atrás, volviera a verlas una y otra vez en mis años de adolescencia. Quizá fuera la belleza de sus imágenes, la elegancia del estilo, o su capacidad para conectar con nuestro inconsciente.  Sea como fuere, es indudable que la lógica discursiva de sus películas no es la lógica de la argumentación y de la deducción, sino del repliegue y el despliegue. Algo que estaba plegado, ocultado, deliberada o accidentalmente, acaba haciéndose patente. Es decir: Hitchcock no cuenta historias convincentes, sino necesarias. O no las cuenta para convencer, sino porque hay que terminar de contarlas.

He vuelto a ver Vértigo, una de las más bellas obras de su filmografía, y del cine en general. Sí, el vértigo es lo que separa a Scottie de la escena primordial que se (le) acaba desplegando. En esta ocasión la escena primigenia no ocurre en un pasado ancestral o en lugares recónditos de viejas mansiones, sino en la torre de un campanario y durante un pasado muy reciente. Allí acontece un suceso que es ocultado a los ojos del espectador, y de Scottie. Escuchamos un grito, vemos caer un cuerpo, y hacerlo de lo alto de un campanario al que no podemos acceder. Precisamente, este ocultamiento es lo que mueve la acción hasta la reconstrucción de Madeleine y la expiación final. ¿Por qué Madeleine tuvo que elegir precisamente esa torre para quitarse la vida? Una torre que es, en realidad, territorio prohibido para Scottie y el espectador.

Tampoco los primeros hombres, según relata el Génesis, pudieron ver la escena primordial por la que el Árbol del conocimiento se constituyó como el árbol prohibido. ¿Por qué tuvo que ser precisamente ése el árbol prohibido? ¿Y por qué tuvo que dirigirse a ellos la prohibición? Este ocultamiento, previo a la transgresión, despierta el deseo de conocimiento y lleva a la pregunta por el origen de la ley, de Dios y de la legitimidad del poder, apareciendo la filosofía y el mito como fuerzas liberadoras.

Scottie no debió dejarse vencer por el vértigo y salvar a Madeleine, pero este imperativo, como la prohibición a comer del Árbol del paraíso, pertenece al reino del deber y, como tal, está fuera de lo tangible. En el fondo, Scottie sólo es culpable de mirar hacia abajo en lugar de tratar de ascender a lo alto, como Eva lo fue de escuchar a la serpiente en lugar de desoírla. Pero la culpa, por sí sola, no basta para llegar a la verdad. Se necesita de cierta confusión y desconocimiento como puntos de partida.

viernes, 24 de mayo de 2019

Ramé. Reflexión de una joven filósofa.

Comparto con vosotros esta reflexión de una alumna de 1º de Bachillerato muy especial, Ahyssa Ramírez, prometedora filósofa. Su mirada, llena de sabiduría e ingenuidad, nos invita a ver la savia de las palabras, y su raíz, y sus hojas: "Deberíamos cuestionarnos e ir más allá de cada cosa nueva que aprendemos, saber que hay detrás de una palabra tan sencilla como ramé, y no seguir los cánones, sino romperlos e incluso fusionarlos."


Ramé




Algo que es hermoso y caótico al mismo tiempo.
La palabra “caos” tiene un significado más allá del desorden que nos podemos imaginar, es una palabra que te hace pensar, sentir.
¿Qué es el caos? Una respuesta obviamente muy personal, el interés de esta palabra es lo que nos puede hacer sentir.
Si cerramos los ojos y lo imaginamos, puedes sentir ansiedad, al imaginar algo tan desordenado, sin pies ni cabeza.
Pero también te puede parecer bonito e interesante, la belleza de lo complicado.
Asociamos al caos una connotación negativa que nos priva de encontrar la belleza a las cosas complicadas.
¿Por qué una sola palabra nos puede transmitir tanto? ¿El caos puede resultar bello?
De la misma manera que el caos mayormente causa un efecto negativo, la belleza produce el contrario.
Algo bello es algo digno de ver, de apreciar, cuando algo le parece bello a mucha gente y no encontramos esa belleza nos sentimos diferentes por no encajar; pero realmente, ¿qué es la belleza?
¿Por qué para la gente es bello lo que para mí no lo es?
¿Puede el caos ser algo bello?
¿Pueden convivir caos y belleza en un mismo elemento?
Y la belleza, ¿puede ser caótica?
El sentido a las palabras lo atribuimos nosotros, y lo que nos transmiten también. Que haya tanta variedad de pensamientos sólo refleja la complejidad de la mente humana, que a pesar de ser algo caótico, es hermoso.
Deberíamos cuestionarnos e ir más allá de cada cosa nueva que aprendemos, saber que hay detrás de una palabra tan sencilla como ramé, y no seguir los cánones, sino romperlos e incluso fusionarlos.
De alguna manera, siempre encontraremos la belleza que tanto gusta personalmente.

Ahyssa Ramírez

sábado, 18 de mayo de 2019

Montaña amada

Saber escuchar las piedras, sus quejidos, su belleza. ¿Podría alguien vivir de esa sabiduría? ¿Podría alguien acampar en ella y librarse de la historia? Andantes las visitan, quizá para recordarse que todavía son mortales. O las escalan, para sentirse más próximos a ellas, como quien recorre el cuerpo de la amada para cerciorarse de su pasión. Montaña amada, y abrazada.
 
 
Sí, también las montañas se arrugan, y esperan inconscientes el momento de deshacerse. Los relojes, mientras, sincronizan, fijan, regulan, desechan, hasta que ya no pueden dar la hora.

viernes, 10 de mayo de 2019

Hospitales transparentes

Un hospital aparece a mi paso. No se distribuye en plantas, consultorios y especialidades, sino que, como un gran expositor, de paredes y techo de cristal, se provee de todo cuanto pueda necesitar un sanatorio. Extendidos sobre una vasta superficie, diferentes aparatos, a veces integrando a su funcionamiento cuerpos vivos e inconscientes, se muestran a los ojos de un espectador atónito. Una enfermera se aproxima y enseguida detecta mi historial.

Mientras aguardo al médico de cabecera, entre aquellos aparatos que recuerdan a ciertos relatos de Kafka, observo bajo el cristal de mis pies unos conductos transportar sangre. El médico extiende sobre mí tres sobres, advirtiéndome que debo dejar de tomar café y frutos secos. Veo que en uno de ellos pone tuberculosis. Alarmado, le pregunto si no ha equivocado el historial, porque no recuerdo estar enfermo. Al escucharlo, las dos enfermeras con vestimenta de secretaria se alejan riéndose burlonamente.

Una de ellas, cogiéndome del brazo, me conecta a uno de esos aparatos implacables que me retira la sangre devolviéndomela poco después. Querría poder sentir dolor y gritarlo a las paredes, pero no puedo.

Alejándome, le pregunto a la enfermera si todavía podré vivir cien años.

Sueño de la noche del 9 de Mayo

miércoles, 1 de mayo de 2019

Almas encontradas en un día cualquiera


A Ana Belén, en nuestro décimo aniversario:


Almas encontradas en un día cualquiera

sin dios, ni mares, ni nubes

Solo luz.


Lágrimas que salen del mismo río,

cuyos sedimentos reposan juntos

más allá de tiempos mortales.


Cuando mares y nubes yacen inmóviles

porque solo esperan y aguardan,

a que el reloj rompa las horas.


A tiempo de todo y de nada,

de darme mil vidas y todas

como primer agua que hiere la piedra.


1 de Mayo de 2019