martes, 14 de febrero de 2012

Programa para una ética del no-poder

Lo que es verdaderamente inquietante no es el hecho de que el mundo se convierta en un mundo completamente técnico. Mucho más inquietante es que el hombre no está, de hecho, preparado para esta transformación del mundo (Heidegger, Gelassenheit, 1959)


La ciencia y la técnica no reconocen otro límite que aquello que es técnicamente posible y factible, y quedan doblemente protegidas en su perenne tentación de lo posible: de derecho, en virtud del principio de libertad de investigación, de hecho, porque aumentan nuestra libertad individual y colectiva en una medida impensable hasta hace no mucho tiempo.
(Franco Volpi, El nihilismo, 2007)


Una ética del no-poder es evidentemente que los seres humanos acepten no hacer todo lo que son capaces. O no habrá más (…) leyes divinas que oponer, desde fuera, a la técnica. Esto hace necesario examinar la técnica desde dentro y reconocer la imposibilidad de vivir con ella, en realidad, sólo de vivir, si no se practica una ética del no-poder. Esta es la opción fundamental… Debemos buscar sistemática y voluntariamente el no-poder que, bien entendido no significa aceptar la impotencia (…), el destino, la pasividad, etc. (Jacques Ellul, "Reserche pour une Ethique dans una société technicienne", 1983)