viernes, 8 de marzo de 2019

Fuera de los no lugares

Preferiría no hacerlo, repite Bartleby ya desprovisto de alma, y así resuenan sus ecos en las tardes que nos vemos abocados a repasar proyectos sin término, correcciones, adaptaciones, permisos y autorizaciones, papeles varios cuya única finalidad parece ser la de desviar para siempre el genio que todos llevamos dentro. Alumnos con genio. Esos son los mejores. Capaces de desbancar opiniones que se atribuyen al sentido común y, si hace falta, retar al profesor, y con él a toda una generación. ¿Pero dónde queda el genio si no en talentos singulares, todavía no afectados por la vorágine de propagandas y revisiones que se han de acometer? ¿Acaso el sistema no se empeña en derribar palabras mal sonantes y entorpecer a todo aquel que, desde su emboscadura particular, no busca sino comprensión en un mundo que no se la dio?
 
Preferiría no hacerlo, en construcción condicional. Porque hay que hacerlo. No queda otra, si no quieres quedar fuera de lugar, aunque sea del no lugar. De ese no lugar que Marc Augé advierte que identifica al hombre de hoy. Y lo hace con estas palabras, anticipando lo que se nos viene: "Todas las interpelaciones que emanan de las rutas, de los centros comerciales o del servicio de guardia del sistema bancario que está en la esquina de nuestra calle apuntan en forma simultánea, indiferente, a cada uno de nosotros ("Gracias por su visita", "Buen viaje", "Gracias por su confianza"), no importa a quién: son las que fabrican al "hombre medio", definido como usuario del sistema vial, comercial o bancario." De eso se trata, de fabricar Bartlebys, y cuantos más y más complacientes, mejor, aunque sea para que terminen pronunciando su preferiría no hacerlo. Porque eso significa que ya han hecho, y mucho.

Cielo de ningún día

Un azul de nadie inmortaliza el cielo, su aire, y a mí que lo miro. Los relojes dejan de sonar, las voces de hacer historia y solo la brisa mueve el sonido.

Relámpagos huérfanos amenazan con romper los cristales y los ojos que miran. Y me apresuro a subir las persianas.

Sueño de la Noche del 7 de Marzo