lunes, 28 de mayo de 2018

Recuerdos de una vida presente

A mis compañeros del Colegio Azúa (1984-1992),
 
Que el recuerdo de una experiencia pasada pueda cambiar el futuro es algo ordinario, incluso habitual. Pero que ese recuerdo se transfigure en parte de ti, hasta no querer dejarlo pasar, compartiéndolo solo con quienes lo pueden recibir, es algo extraordinario. Cuando ello ocurre y el recuerdo se hace tuyo, obra por sí mismo, como una célula que se desprende de sus órdenes o una nota de la sinfonía que integra. En ese momento las estructuras se tambalean y lo más arraigado se debilita. Ni las guerras más feroces pueden evitar su irrupción ni la paz más perpetua calmar su violencia. El tiempo acaba descubriendo sus entrañas. Un reencuentro, una voz, un aroma, pueden desengancharte de la vida monótona de la memoria. Descubres tu impretérito ser, siempre indemne, como el primer niño capaz de mirar a su alrededor, pero también de dejarse mirar, formando con ello su lugar en el mundo.
 
Aquellos recuerdos nos separarán para siempre del paso del tiempo, de la melancolía del atardecer, de la incapacidad de ser más.
 
Aquellos recuerdos serán para siempre tú mismo.

viernes, 18 de mayo de 2018

Existencias desfondadas

Para mis amigos, ahora reencontrados, del Colegio Doctor Azúa (1984-1992),

El amor es uno de esos fenómenos que nos pone sobre la pista del Misterio. El hecho de que sea tema inagotable para la poesía, la ciencia y la filosofía muestra su carácter inescrutable. Diríamos que nos es dado el conocimiento de que hay un tesoro, pero no el tesoro mismo. Una mirada, un gesto, una palabra, inoportunamente pronunciada, puede despertar de las entrañas, siempre débiles y condenadas, aquella imagen que una vez nos acompañó en los primeros sueños de la infancia. Del amor lo interesante no es tanto lo que se ha dicho sobre él, sino el hecho mismo de que, después de más de dos mil años de esfuerzo intelectual, se siga hablando de él. Esto muestra que funciona de antesala, de frontera de mundos quizá sólo atisbados por algunos.

El amor nos pone ante lo ilimitado. De San Agustín son las palabras “se puede conocer una cosa y no amarla, pero no es posible amar lo que se desconoce.” (De Trinitate, VIII); pero, ¡cuántos son los testimonios que aseguran haber amado lo que nunca llegaron a conocer! El amor trasciende los límites de lo cognoscible porque lo conocido existe en tanto que hay amor. La sentencia debería ser, más bien, que no podemos conocer sino en tanto que amamos y porque amamos. Ignoro si, como advirtiera Shopenhauer, el amor responde al inconsciente y sus ávidos deseos de reproducción. Pero, aun siendo así, me pregunto qué es lo que haría de la Naturaleza, o de la voluntad de vivir -caso de que exista algo así-, una realidad afanosa de seguir queriendo. ¿Por qué la voluntad habría de querer seguir queriendo? ¿Acaso podría hacerlo si no se amara a sí misma? Pero entonces sus deseos de perpetuación ya no servirían para explicar la presencia del amor... Y así sucesivamente, con todas las tentativas de explicar algo que, seguramente, subyace a cualquier intento de explicación:

La generosidad es sin fundamento: ella misma es el fundamento. Se ama porque se ama; no hay por qué (como la rosa de Silesius, que florece porque florece, sin por qué) Está claro que hay motivos, y razones, pero, después de todo, ninguna explicación puede reducir el amor a otra cosa  (Josep Maria Esquirol, La penúltima bondad)

martes, 8 de mayo de 2018

Nuestros alumnos revolucionando la Olimpiada filosófica

El pasado fin de semana se repitió la fiesta filosófica a la que año tras año nos tiene acostumbrada la Olimpiada filosófica de España, en la que todos compiten pero nadie pierde. En esta ocasión fueron los compañeros extremeños los que acogieron a los más de novena alumnos y treinta profesores procedentes de cada comunidad autónoma. Nuestros alumnos aragoneses, junto a los coordinadores, profesores y padres acompañantes, pudieron disfrutar de todo un encuentro compartido de experiencias y conocimientos, que no hace sino evidenciar la importancia de la organización de este tipo de eventos para la sociedad y la filosofía. Volviendo la vista atrás, cuesta creer que todo comenzó en un simple anhelo. Un anhelo de ilusión, de cambio, de revolución, que ahora aúna a muchos hacia una utopía común.

A nuestra llegada el viernes, los profesores organizadores extremeños nos acogieron en el IES Brocense de Cáceres, donde los alumnos de Disertación y Dilema realizaron una serie de pruebas que pusieron en juego su buen hacer argumentativo y capacidad reflexiva. Tras la debida merienda para reponer fuerzas, comenzamos la visita guiada por la parte antigua de la ciudad extremeña.

El sábado por la mañana, tras escuchar las defensas de nuestros alumnos en el salón de actos del IES Santa Eulalia de Mérida, todas muy apasionadas y reñidas, recibíamos la alegría de que una de nuestras alumnas, Estela Bescós, del IES Medina Albaida, había obtenido el segundo premio por la modalidad de Dilema. Además, el alumno Rodrigo Gimeno, del Colegio Marianistas, con su vídeo Primavera, y la alumna Olga Cortés, de la Escuela de Arte de Teruel, con su trabajo fotográfico ¿1984 o 2018?, se clasificaron entre los diez primeros de España. Estos resultados, así como la buena participación del resto de alumnos aragoneses, a buen seguro, no hubieran podido lograrse sin el cuidado y dedicación preparatoria de sus profesores acompañantes.

Aquí tenemos a nuestros alumnos aragoneses antes de realizar las pruebas:

 
Y aquí con sus respectivos profesores acompañantes y los coordinadores, tras ellas:


 


Y aquí a Estela con su trofeo junto al resto de alumnos españoles ganadores:

 


 
Finalmente, por la tarde pudimos disfrutar de la cultura emeritense:



 
 




 
Ahora, tras retomar el tren del cada día, ya vemos con cierta nostalgia aquellos días dorados cuando el conocimiento respondía a la sola llamada del deseo.

Un abrazo,

David Porcel

miércoles, 2 de mayo de 2018

El Solitario en tiempos de incertidumbre

Dejo aquí una invitación a la lectura de Ernst Jünger (1895-1998)