martes, 2 de septiembre de 2014

Un sueño filosófico

Buscando el aula donde recibiría mis clases, me encuentro sentado bajo un árbol a un sabio profesor que me para y pregunta:

- Joven, ¿qué es lo que le inquieta?

- He llegado a la conclusión de que no hay hombre para el que el Universo no sea demasiado.

- En eso lleva razón.

- Desde los comienzos hemos tratado de apresarlo, y por eso no topamos más que con el fracaso de nuestras construcciones. Habría, más bien, que dejarlo en paz, porque ante la bestia no tenemos más que telas de araña.

Tras unos instantes de reflexión, el maestro asintió:

- De vez en cuando, conviene asomarse al abismo.


Sueño de la Noche del 1 de Septiembre

4 comentarios:

M. A. Velasco León dijo...

¡Muy bueno!
Si esto te viene en sueños debes dormir más, que es otro modo de asomarse al abismo.
Salud

David Porcel Dieste dijo...

Muchas gracias, ya me gustaría a mí poder asomarme más a menudo. Un abrazo. David

Anónimo dijo...

Cada sueño es un abismo. Hay una parte que no puede sostenerse en las palabras, que no puede ser contada, recordada ni olvidada, que tal vez sólo conduzca a sí mismo, es decir, al abismo, a una nada que podemos imaginar mítica, pero sabiendo que esa consideración es un mero consuelo.
¡Qué tarea la del sueño¡
Un abrazo

David Porcel Dieste dijo...

Sí, el sueño cabalga entre lo que puede decirse y lo indecible, nos lleva hasta el límite mismo del lenguaje y, una vez ahí, nos invita a mirar, pero ya sin palabras, sin recursos para entender. Abrazos.