domingo, 13 de junio de 2021

El rey obstinado

En un reino lejano había un hombre que se vanagloriaba de conocer todos los idiomas, caracteres, valores, costumbres, virtudes y defectos. Allí por donde iba todos se admiraban de la facilidad con la que generaba amigos y se adaptaba a los hábitos del lugar. Si pisaba ciudades en poco tiempo protagonizaba plazas e iglesias, si viajaba a pueblos todos se confiaban a él, y si andaba con nómadas sus labores eran las que mejor descubrían la belleza de la Naturaleza. Tanto se extendió su fama que el rey le mandó traer a la corte para ver si verdaderamente era como decía ser.


Cuando se presentó ante él, el joven muchacho le confesó:

-"veo en sus ojos la tristeza de quien tiene todo lo codiciable pero le falta lo que más anhela."

"¿Y qué es lo que más deseo?" - preguntó intrigado el rey.

Aquello que ningún mortal puede conseguir.

6 comentarios:

Jose Casagrande dijo...

Parece ser que los Reyes, y en general toda persona que ocupa el primer nivel en una jerarquia (puede ser un gerente general, un rector, un almirante, el Papa, Campeones de algun deporte individual, los Dictadores, etc) pierden cierta nocion de realidad. Llegan al pinaculo de "algo" y pareciera que ya no hay "nada mas" quizas ese sentimiento de estar en la cima, confunde. Mas aun si el Rey heredo el titulo (porque algunos han ganado desde abajo el titulo....) queda un sentimiento de que no se ha hecho esfuerzo para estar en donde uno esta.

Es un tema que llamaria a sendas reflexiones

David Porcel Dieste dijo...

Interesante reflexión. Gracias

M. A. Velasco León dijo...

Si me permites una continuación libre de este cuento:
El hombre afamado llamado por el rey era en exceso vanidoso. Su vanagloria, como la palabra muestra, gloria-vana, es decir hueca, vacía, como toda fama es siempre. Su vanagloria, decía, le hacía regodearse en el vació, en las pompas de jabón que a su paso exhalaban los incautos habitantes del reino, presos a de sus trucos fáciles. Por ello, su respuesta al ingenuo y tolerante rey, es más un acertijo que una verdad. Acertijo de cuyo peligro no se dio cuenta, y resultó que el rey, condescendiente de nuevo, esta vez hasta el límite, le respondió. Mas como al vanidoso "sabio" no le pareció la respuesta adecuada, negó ante el rey, sin poder evitar su gesto de superioridad. Entonces el rey perdió la paciencia y lo mandó decapitar de inmediato.

David Porcel Dieste dijo...

¡Muy bueno!

Anónimo dijo...

¿Representa el rey la incapacidad del poder? ¿Representa el joven la ingenuidad de quien sólo ve el aspecto de las cosas? Gracias

David Porcel Dieste dijo...

¡Bien visto! Perfectamente es interpretable asumiendo la ilusión del poder y la verdad que descubre el aspecto de las cosas. Gracias a ti por pasearte.