lunes, 13 de abril de 2020

A falta de pan buenas son tortas

Día 31,

En períodos de atrincheramiento es natural que sobrevengan preguntas acerca del nuevo mundo que queremos construir o de la nueva imagen que queremos de sociedad. ¿Y qué podríamos preguntarnos observando cómo el mundo se desmorona a nuestro alrededor? Si ya no preguntamos esto es que nos importamos un comino. Ciertamente, lo que vale de la pregunta no es tanto aquello por lo que pregunta como el hecho mismo de que lo preguntemos. ¿En serio alguien puede creer que podemos ponernos de acuerdo sobre el mundo que queremos? Pero si cuando vamos a por el pan nos cuesta ya decidirnos si de trigo o de centeno. Vamos, que lo de menos es llegar a mundos felices donde todos comieron perdices. Lo que sin embargo importa, y mucho, es que nos hagamos la pregunta, nos interpelemos a buscar respuestas, nos hagamos un nosotros. Esto, esto de ser nosotros, es lo que todavía no somos y quizá vaya siendo hora de reparar en ello.

                                 José Antonio Porcel, Paisaje negro

Y antes de cerrar la reflexión del día, una sugerencia a quienes aún se toman en serio esto de llegar a megalópolis felices: preguntémonos, mejor, por el mundo que no queremos,... y es que a falta de pan buenas son tortas.

2 comentarios:

M. A. Velasco León dijo...

Yo apunto más allá del preguntar, y tú en el fondo creo que también, porque no crees alcanzar los panes, pero sí que aspiras a las tortas.
Vislumbrar el futuro deseado va implícito en el futuro rechazado. Otra cosa es Llegar a acuerdos concretos sobre el mismo, pero creo que ese no es el camino, pues el futuro es impredecible y nos irá arrojando imprevistos sin parar. Ahora, aspirar a coincidencias generales, a líneas direccionales y a barreras respetadas, creo que no debemos dejar de aspirar si queremos seguir vivos como humanos.

David Porcel Dieste dijo...

Naturalmente, pero que seamos nosotros quienes esperancemos. Gracias por la dosis de entusiasmo