martes, 17 de junio de 2025

¿Malos alumnos o malas escuelas?

Cuando era estudiante pasaba horas dibujando bocetos de paisajes o preguntándome qué habría al otro lado del Universo. ¿Por qué sentimos lo que sentimos cuando nos enamoramos? ¿Por qué el cielo es azul y el fuego no se puede apresar? Recuerdo que esas preguntas venían una y otra vez sin que nadie fuera a darme una respuesta. Veía el colegio, y luego el instituto, como lugares encerrados entre paredes y timbres, donde se nos obligaba a memorizar series de contenidos que poco o nada tenían que ver con nuestra realidad y lo que en ella había de preocupación. Sabía que tenía que cumplir con los preceptos de profesores y tutores y guardaba para mí aquellas preguntas que luego, en la vida adulta, aparecieron en forma de reflexiones y textos más elaborados. “¿Por qué sentimos lo que sentimos cuando nos enamoramos?” Me animé a preguntar anónimamente a uno de aquellos sexólogos que venían de paso, y cuya respuesta fue obviar la pregunta: “¿Por qué va a ser? Porque nos enamoramos”. Ahora veo en muchos de mis alumnos lo que antes veía en mí mismo: apatía hacia el aprendizaje impuesto, desinterés camuflado, libretas llenas de dibujos y palabras de baúles imaginarios. Ahora veo en muchos de ellos que la escuela, si algo debe ser, es lugar para el acogimiento y la estimulación de esas primeras grandes inquietudes:



“Como profesor de enseñanzas medias, siempre he sentido predilección por los malos alumnos. Algunos eran mucho más creativos e inteligentes que sus compañeros, con notas más brillantes y actitudes más previsibles. Conservo un recuerdo particularmente afectuoso de Jimmy. Era un chico delgado, con el pelo alborotado y unas gafas de pasta roja. Se pasaba las clases dibujando. No le preocupaba suspender. Era educado y respetuoso, pero se aburría y prefería dar rienda suelta a su imaginación. Sus dibujos reflejaban sus lecturas: Poe, Tolkien, Lovecraft. Hablar con él resultaba agradable, pues era apasionado, reflexivo y soñador. Vivía en un mundo diferente al de los demás. Sus compañeros lo tenían por un bicho raro y le hacían el vacío. Suspendía cinco o seis materias cada trimestre, pero aprobaba las recuperaciones y, a duras penas, pasaba de curso. Los profesores lamentaban su escasa motivación. Lo consideraban un vago y un irresponsable. Por supuesto, ninguno se planteaba que el problema no era Jimmy, sino el sistema educativo.” (Elogio del amor, Rafael Narbona)

miércoles, 4 de junio de 2025

Pechos eternos

Los vínculos y raíces son más poderosos de lo que pensamos. Empezamos a caminar, en dirección contraria, y pronto sentimos que nos tiran hacia la raíz. No puedo estar más lejos de mi madre, no puedo faltar el día que ella espera que estemos todos, no me puedo olvidar de desearle un feliz cumpleaños. Los ritmos, calendarios, estaciones, relojes, todo baila al son de una música que gravita en torno a los mismos centros. Centros que son de todos, porque no somos tan distintos como nos quieren hacer creer quienes fabrican músicas pasajeras. Nuestro tiempo es un tiempo ilusorio, ingrávido, en el que las cosas, pesando, parece que no pesan. Es un tiempo de simulaciones. Ahora todo se presenta con el disfraz de la simulación, incluso realidades como la vida y la muerte, la amistad y el sexo, la palabra y el arte. Podemos simular que alguien fallecido está vivo. Podemos simular que alguien vivo se muere. Podemos simular que soy amigo de alguien a quien no conozco ni conoceré, que soy productor de obras que encantan a millones de espectadores, también simulados. Los tiempos nos han convertido en artistas de la simulación. ¿Pero cuánto puede resistir la realidad simulada antes del derrumbamiento? ¿Durante cuánto tiempo más seguiremos mirando la pantalla? La realidad, con sus ciclos y desechos, acaba imponiéndose. Se impone la muerte del prójimo, el deseo que nos saca y lleva fuera del paraíso, luz que viene de fuera y nos despierta en la noche para descubrir que ahí los móviles no centellean y sólo cabe orientarse mirando las estrellas. Se impone la última petición, que me laven el pelo para iniciar el tránsito hacia el otro lado. Se impone el olvido del tiempo, del aquí y del ahora, de eso que tanto proclaman quienes disfrazan la vida de felicidad y bienestar. Y se impone, por fin, el semen desparramado en la noche salvaje.


martes, 27 de mayo de 2025

Olimpiada de Locura

OLIMPIADA DE LOCURA. Muy sugerente y atrayente el título de la nueva Olimpiada de Filosofía que nuestros compañeros manchegos han elegido para acogernos el próximo curso en la sede nacional. Un título muy atractivo que invita a pensar en formas quijotescas de conocimiento y adentramiento de lo real, traspasando quizá los límites de las viejas dicotomías de razón y sinrazón, realidad y apariencia, cordura y locura, sueño y vigilia. Cuando Euclides dictó sentencia y estableció aquello de que el punto es la unidad mínima del espacio y el todo es mayor que cada una de las partes, quienes le siguieron se considerarían unos locos. Y, sin embargo, ahora está loco quien se aparta de lo que se espera que uno haga en clase de matemáticas. Todos nos hemos vuelto euclidianos, hasta el punto de que la revolución ha sido las matemáticas no euclidianas. ¿Tendría razón Cervantes con aquello de que "cuando los locos se hacen mayoría, la locura se vuelve razón"? Por ello Kant, en su estudio sobre el fundamento de la validez de las ciencias formales y empíricas, adopta la locura normalizada, esa locura diluida en el sentido de lo común. Y es que lo común ahora es lo que antes sólo compartían unos pocos locos.


jueves, 22 de mayo de 2025

Estar en lo alto

Quien quiere estar en lo alto no quiere subir la montaña. Subir la montaña significa emprender viaje, decir adiós a quienes dejamos atrás y vérnoslas solos en la noche. Es la aventura de quien marcha solo a caminar, sin ninguna seguridad de que vaya a encontrar respuesta o no se pierda en el camino. Estar en lo alto nos priva de lo esencial, que es el camino, la dificultad de subirlo, la necesidad de ir superando las dificultades, la alegría de ver que una idea ilumina nuestro paso y nos permite seguir adelante, el placer del descanso cuando la travesía ha sido larga. La obcecación por estar en lo alto nos aleja del camino, infinitamente, que deja de verse como algo concreto, cercano, próximo, y, en su lugar, aparece en forma de «no lugar», de posibilidad, de inmaterialidad. «Estar en lo alto» cancela el deseo, la voluntad de aventurarse.



En la actualidad el imperialismo de la apetencia nubla el deseo, no lo deja salir, no aparece, y ya no sabemos de él. La apetencia funciona como eclipse del deseo, y entonces la vida se hace imposible: “El escenario de la modernidad convierte el deseo en apetencia. Si el deseo es algo que tiene como objeto un imposible, algo que nunca puede alcanzarse del todo, en el caso de la apetencia ocurre todo lo contrario. El aburrimiento parece surgir cuando el deseo no puede satisfacerse. Ahora bien, un placer cómodo y fácil de obtener también aburre. Por un lado, el actor no soporta ningún estar ahí que no le produzca un placer inmediato y constante, pero al mismo tiempo ese placer deja de tener interés para él. Es demasiado fácil. En ambos casos, su vida ordinaria queda colapsada por la depresión. Antaño, la depresión se caracterizaba básicamente por la incapacidad de sentir placer; en los actuales escenarios de la modernidad sucede lo contrario; hay depresión porque hay incapacidad de no sentir nada que no sea placer.” (Joan-Carles Mèlich, El escenario de la existencia)

sábado, 17 de mayo de 2025

Graduación

El acto de graduación es un ritual de transición, hacia la vida adulta. Y es esencial que quien lo inicia se sienta acompañado. Así nos sentimos, también, quienes acompañamos, en una noche de risas y sorpresas, de sueños incumplidos, de salones que se abrían para conversar con nuestra copa de plástico, de relojes que nos decían que la hora era importante, pero sólo para detenerlos y no marchar más. Noche de alumnos que se daban la mano para decirse que no estarían solos, de adolescentes que bailaban eléctricos mientras imaginaban que alguien los vería. Noche de historias personales que tan pronto salían se recogían. Noche y día mezclados, de baile, confusión, despreocupación, y móviles apagados. Noche de excesos que ahí se volvían defectos. Noche de revelaciones, de media luna, de autobuses vacíos y lágrimas evaporadas. Noche de miradas futuras, atentas, reposadas en palabras que quizá no fueran a sonar más. Un año más. Gracias.




domingo, 11 de mayo de 2025

En construcción

Mi padre escribe este bello poema, que nos habla de ese impulso amoroso que no conoce géneros, edades, colores, razas. Es lo que vio Shopenhauer, en sus tiempos juveniles, cuando veía a los trabajadores cada mañana desplegar sus esfuerzos como hacen las abejas en los panales. Una voluntad común parecía animar detrás sus empeños, disfrazados a veces de vanidad, otras de excesiva humildad. Pero todos, como recrea el poeta, con el silencio de quien mira el tejado de la torre de Babel. Gracias.




Había que construir el alma

la de los hombres

la de los pueblos

eso que se llamaba mundo estaba muerto

fue un albañil y su cuadrilla

quien tomó la iniciativa

pronto se sumó el herrero a la empresa

y el carpintero

y un guardia civil de paisano y fuera de servicio que se vio interpelado por la obra

y un abogado para pasar lista a los trabajadores

y un sacerdote epiléptico y desnortado en busca de un recuerdo perdido

y un poeta

y un filósofo que se encargaría de limpiar los cristales

los rumanos cobraban menos pero ayudaban con sus paladas llenas

y los negros que sonreían siempre y daban de comer a los pájaros testigos

había que construir el alma

no había planos

un ingeniero buscó en google algunos datos y nada halló

salvo encíclicas pasadas de moda y que estaban fuera del ámbito de la ciencia

alguien leyó un poema menor

de amor

y encontró un camino que pronto desembocó en un solar vacío

todos seguían manos a la obra

el alma estaba arriba

en la frontera del infinito

creían

como el tejado de la torre de babel

pero no hubo confusión de lenguas porque el silencio era la condición

y así el alma se fue haciendo

empezó de la nada y fue haciéndose una nada cada vez distinta

una nada necesaria

era la obra de todos los que trabajaban mirando arriba.

a un final que nunca llegaba y les daba la mano.


Miguel Porcel,

8 de mayo de 2025

lunes, 5 de mayo de 2025

Solarística

El mito de la caverna nos habla de la incomunicación, claro; o de la imposibilidad de comunicar, cuando la naturaleza nos lleva hasta ver transformados y distintos. Quien ha sido llevado a la luz no puede ver las sombras como las ven quienes todavía no saben de aquella. Por ello, al final, aparece el terror a ser arrancado del antiguo compañerismo, de la morada donde todo eran imágenes difusas y confusas aunque acogedoras. La incomunicación, o la imposibilidad de comunicar, lleva muchas veces a la desesperación y a la violencia. ¿Podríamos contactar, caso de encontrarnos, con lo que desde aquí llamamos ‘inteligencia extraterrestre’? ¿Podría ella contactar si diera con nosotros? Es uno de los grandes temas de la novela Solaris, de Stanislaw Lem, que cuestiona de un plumazo toda la ciencia y la literatura basadas en la presunción del contacto entre humanos y alienígenas, como si cualquier existencia, por ser extraterrestre, tuviera como la terrestre que funcionar entendiendo, sintiendo, queriendo, amando. Cuando miramos el mundo lo hacemos, y al hacerlo, lo habitamos. ¿Acaso sabemos vivir de otra manera?



“La solarística, decía Muntius, es un sucedáneo de religión de la era cósmica, fe disfrazada de ciencia; el Contacto, el objetivo que pretende, no es menos vago y oscuro que el trato con los santos o el sacrificio del Mesías. Empleando fórmulas metodológicas, la exploración equivale a liturgia, el humilde trabajo de los investigadores se traduce en espera de una epifanía, de una Anunciación, ya que no existen, ni deben existir puentes entre Solaris y la Tierra. Ese paralelismo obvio, al igual que muchos otros (falta de experiencias comunes, carencia de ideas transmisibles) es rechazado por los solaristas, de la misma forma que los creyentes rechazaban los argumentos que cuestionan su dogma de fe. ¿Qué es lo que espera la gente que suceda, una vez establecida la «conexión informativa» con los mares inteligentes? ¿Un registro de vivencias relacionadas con una existencia interminable, tan remota que no recuerda ni siquiera sus inicios? ¿La descripción de los deseos, pasiones, esperanzas y sufrimiento liberados durante los momentáneos partos de las montañas vivas? ¿La transformación de la matemática en existencia encarnada, y de la soledad y el abandono en absoluta plenitud? Todo ello constituye una amalgama de conocimientos intransferibles y si intentamos traducirlos a cualquier lenguaje terrestre, los valores y significados pretendidos se perderán, quedándose para siempre al otro lado.” (Solaris)

miércoles, 23 de abril de 2025

Finales de febrero

Comparto este poema de Laura, que lo leyó el día del recital de poesía que tuvo lugar en la Biblioteca del instituto. Lo leyó de manera improvisada, apartándose del guion, abriendo uno de sus cuadernos negros.



Ojos secos 

no tiene remedio 

contaré la historia 

que me dejó sin aliento.

 

Estoy en una balanza 

no entiendo mi mirada,

¿Me quiero?, ¿Me odio?, ¿Me duele?, ¿Me arrepiento?...

¿Acaso son estos celos?

No entiendo lo que estoy sintiendo.

 

Indiferencia, yo no importo,

quemadas para siempre mis alegrías, yo no importo;

solo es él, no hay otro.

Soy alguien que siente demasiado,

me siento como un alíen, con un corazón roto;

soy el cuervo, yo no importo

hundida en un pozo negro, en el que yo, no importo.

Siempre es alguien más en tu alrededor

y yo, me siento como un estorbo 

como sabes que para ti siempre estoy

soy irrelevante y lloraré sola hoy.

 

Hoy y siempre, 

solamente quise un hombro en el que apoyarme.

Noto mi corazón partirse

de ver cómo me estoy derrumbando y tu fácilmente puedes irte.

Seré para ti remplazable

no puedo asimilar lo indudable.

 

-Todos, todos cambian, todos ven y todos creen-

 

encontré a la persona que más quiero 

hace años en una temporada de caos

nada tenía sentido y yo era una niña que  “con todo siempre puedo”.

Y odio creer que te he perdido

y ya no me salen las palabras porque tú te has ido

robándome, todo mi cariño.

 

Muerta e incomprendida, sola en un reloj de arena,

golpeando con furia los cristales me rompo la cabeza.

Mírame y dime que no es así, que tú aún no estás fuera 

grítame a la cara y confiesa,

pero pasa el tiempo, me ahogo en la arena.. rompiste nuestra promesa.

Te cegaste, dejaste mi corazón roto,

porque en el fondo,

yo no importo.


Laura Serban, alumna de 4ºESO

sábado, 19 de abril de 2025

Cumplir años

Me dicen que hoy cumplo años, tantos, que ya se pueden decir en voz baja. Y me dicen que el sol, cuando nací, no era muy distinto del que es ahora, y que también a la luna le han pasado inadvertidos. El caso es que, para mí, cada sol y cada luna son distintos, porque los miro distinto. Y leo los libros, distinto. Y miro a mis padres, distinto. Y te doy la mano, distinto. Y sueño, distinto. Y duermo, distinto. Y veo mis manos, distintas. Y mastico, distinto. Y corro, distinto. Y me enamoro, distinto. Y recuerdo, distinto. Y espero, distinto. Y vivo, distinto. Pero es lo que tiene cumplir años, que en el intervalo regalado que es la vida, un día uno se despierta transformado, extrañado, con un deseo muy vivo de que los demás también te extrañen. Así me sienta cumplir años, o eso dicen, quienes los han visto cumplir.



Hoy es distinto, y os deseo que sigáis aquí, como yo, cumpliendo años, viéndonos crecer y madurar, advirtiendo cada día, cada noche, cada vida.

sábado, 12 de abril de 2025

No estamos tan lejos los unos de los otros

No estamos tan lejos los unos de los otros. Y es así como me hicieron sentir los alumnos mientras les escuchaba recitar sus poemas o leer atentamente el cuadernillo coloreado al otro lado. De pronto, un alumno elevaba su mirada, y se daba cuenta de que todo aquello era algo más que un mero encuentro académico orquestado. De pronto, una alumna sacaba su cuaderno negro, y, apresurada, leía atentamente su poema no fuera a ser que esas palabras se perdieran para siempre. Otra, temblorosa, hacía vibrar su voz con cada verso, porque estaba segura de que en cada palabra se adivinaría algo de su universo recóndito, y escondido. Como árboles que enseñan sus raíces, lunas que se acercan hasta hacerse vulnerables, así me hicieron sentir quienes tuvieron el coraje de desnudar su alma en el día de ayer.

Luces tenues, palabras que entran, miradas cómplices, relojes que no se miran, nos recuerdan que no estamos tan lejos los unos de los otros.

domingo, 6 de abril de 2025

Preguntas trampa

Con esto de que la Inteligencia Artificial se está instalando en nuestras vidas –o nuestras vidas en ella- hasta el punto de tener que hacernos convivientes, se va haciendo extensiva cierta inclinación, nefasta para el conocimiento, a preguntar sin sentir verdadera curiosidad hacia lo que se pregunta. Realmente, ahora los humanos, en la esfera pública o privada, en los colegios y fuera de ellos, ya no preguntan. Más bien formulan a la espera de obtener una respuesta inmediata. Si antes nos quejábamos de que los jóvenes habían perdido la facultad de cálculo porque ya no ejercitan las multiplicaciones y las divisiones, ahora el problema es que han perdido la facultad de preguntar. Preguntar significa vivir la pregunta, admirarse de su misterio, situarse en el mundo reconociendo una limitación singular que interpelará a otros a su búsqueda. Preguntar, sobre casi cualquier tema de relativa gravedad, supone interrumpir la vida y los quehaceres diarios para disponerse a emprender un viaje para el que uno, de primeras, cuenta con sus solas fuerzas. Preguntar supone, precisamente, renunciar a todo lo que puede dar la Inteligencia Artificial.



La pregunta abisma. De pronto ya no hay escaleras ni puentes con los que cruzar. Nos sitúa como protagonistas de una historia que está por comenzar. De repente todo nuestro alrededor –la circunstancia, que diría Ortega- se vuelve mochila y recurso, siendo el ChatGPT una provisión más. La pregunta, cuando de veras importa y queremos emprender viaje, la experimentamos sabiendo que no dejaremos de preguntar. Decían los filósofos escépticos que hay conocimientos que es mejor no buscarlos, por aquello de que con nuestra mochila de estar por casa no podremos hallarlos. Pero tampoco los escépticos cayeron en la cuenta de que la pregunta no nace de la posibilidad, de la impaciencia, o de la molestia de quien no conoce algo en un preciso momento. La pregunta no nace de la acumulación ni de la obtención. La pregunta, si es honesta, vivida, nace del coraje de quien decide dejar todo para hacer de ella hoja de ruta. Es así, por otra parte, como se inicia cualquier civilización humana. En Las mil y una noches encontramos un cuento que trata de dos hermanos que viven en un palacio donde tienen todo lo que pueden querer: Sirvientes que satisfacen sus caprichos, un jardín esplendoroso lleno de bellos animales y flores que parecen soñadas. Aguardan felices en él, hasta que un día un anciano les habla de un misterioso lugar donde encontrar un árbol que canta, un pájaro que habla y una fuente de oro. A partir de ese momento, aquellos niños que todo lo tenían viven sólo para encontrar la manera de abandonar su casa y buscar aquel lugar milagroso. La pregunta ha entrado en sus vidas, claro, y ya no pueden dejar de buscar.

La pregunta no puede ser encerrada en ningún algoritmo ni correr por los circuitos de la información y la aceleración. No puede tampoco postergarse demasiado o delegarse a otro, natural o artificial. La pregunta no puede ser encerrada en ningún peso informativo ni formulada para ser respondida a continuación. Los niños abandonan su palacio, su rutina, su semejanza, y emprenden viaje, hacia la luz, claro. Hacia aquello que no somos y quizá nunca seremos.

Publicado en El Imparcial, 5 de abril de 2025

viernes, 4 de abril de 2025

Sueños

Calles de colores y altas, muy estrechas, me llevan en autobús hasta un patio interior, donde yace una familia, y al fondo una anciana a punto de osificarse. La veneran porque debe esconder algo que nadie sabe.

Sueño de marzo


miércoles, 26 de marzo de 2025

HOY HACE UN DÍA LUMINOSO: TANTA LUZ

Hay una luz que calma, apacigua, aquieta. Es la luz de la vela en las noches de tormenta, la luz de los conceptos que ordena y depura, la luz que espera al final de la cueva. Pero hay otra luz que arde, que quema a quien se acerca a ella. Es la luz de quien ya no puede soñar, luz que el poema no puede cicatrizar.


 

Hoy, tanta luz para ver solo

los hilos perdidos de la noche recien muerta,

las agonías de la esperanza,

las horas que agitan las manos para que las escuchemos

 

tanta luz

para ver el horizonte a lo lejos

como una boca cerrada que no puede llorar.

 

Miguel Porcel

25 de marzo de 2025


lunes, 24 de marzo de 2025

Los cuidados

Estupenda la acogida de este encuentro que reunirá a alumnas, profesores, alumnos, profesoras, y algún que otro moderador sobre un tema que ocupa y preocupa. Pronto.


sábado, 8 de marzo de 2025

Vidas proyectadas

Miramos el mundo con el prisma de lo que queremos que sea. Proyectamos sobre él nuestras ilusiones, hacemos de él campos de juego, lo combatimos introduciendo nuevos principios, hacemos que sea lo que creemos que debería ser. El ser humano introduce sus propios planes en la naturaleza, los inserta en ella con su visión y luego vuelve a extraerlos de allí. Pero al actuar así vivimos proyectivamente, fuera de sí, y nos medimos por la alegría de nuestros juegos o la precisión de nuestros juguetes. ¿Y qué hay de aquella otra medida que no admite retirada? ¿Qué hay de aquella otra medida frente a la que no cabe combate? La consciencia nos abre el mundo, situándonos en él como actores de una escena. ¿Y ahora qué historia representamos? 



A veces deberíamos parar la representación, cesar en nuestro empeño combativo, dejar que la vida, simplemente, sea. Caminar sintiendo el peso de nuestros pasos, amar viviendo más cerca las cosas, comulgar experimentando el cuerpo transformado. Ahí se iguala la vida del emperador con la del mendigo o la del pobre carretero. Cuando paramos y cesamos en nuestra lucha individual, cuando nos sentamos a reponer fuerzas y nos decidimos a continuar viviendo con lo puesto, esas diferencias que tanto significaban en los escenarios de la existencia se borran, ya no se tienen en cuenta. Fuimos todos arrancados, y ya no practicamos las éticas del bien y de la justicia, ya no pretendemos hacer del mundo un lugar a imagen y semejanza de nuestras ilusiones. Más bien, conscientes ahora del peso y gravedad de la existencia, de lo incompartible e inmodificable, aspiramos consentidamente a «lo bien que podemos estar», que no es poco.

Tienes el mismo cuerpo, con los mismos órganos y energías que el hombre de Cro-Magnon hace treinta mil años. Al vivir una vida humana en la ciudad de Nueva York, o al vivirla en las cavernas, pasas por los mismos estadios de la infancia, la llegada a la madurez sexual, la transformación de la dependencia infantil en la responsabilidad de la vida adulta, el matrimonio; después, la decadencia del cuerpo, la pérdida gradual de sus poderes, y la muerte. Tienes el mismo cuerpo, las mismas experiencias corporales, de ahí que respondas a las mismas imágenes. (Joseph Campbell, El poder del mito)

lunes, 3 de marzo de 2025

Árboles

A veces me detengo a contemplar la naturaleza que nace de nuestro instituto, ¿o es nuestro instituto el que nace de la naturaleza? Y ver el juego de las nubes, o a las ramas estirarse con sus hojas, me llena de paz mientras me preparo para la clase del momento siguiente. Y mientras procedo así, me pregunto si no convendría que aprendiéramos todos un poco más de la naturaleza; por ejemplo, contemplando las partículas que contiene un rayo de luz, o las rugosidades de la hoja caída en el alféizar de la ventana. Y de esa manera que se avivara la llama del asombro, y de la curiosidad.




“Se dice que todo cuanto ansiamos es encontrarle un sentido a la vida. No creo que sea eso lo que realmente buscamos. Creo que lo que buscamos es experimentar el hecho de estar con vida, de modo que nuestras experiencias vitales en el plano puramente físico tengan resonancias dentro de nuestro ser y realidad más internos, y así sentir realmente el éxtasis de estar vivos”. (Joseph Campbell)

martes, 25 de febrero de 2025

Paseos

"Cuando viajo, me esfuerzo por conocer el territorio como si fuese un ser humano, con su complicada, insondable personalidad. Espero que sea él quien hable. Y espero. Y espero." (Barry López, Una geografía profunda)

viernes, 14 de febrero de 2025

Lugares vivos

Se habla del amor a la pareja, a los amigos, del amor de una madre, del amor al conocimiento y del amor a uno mismo. ¿Pero qué hay del amor a los lugares? A esos lugares cotidianos, transitados, cuando nadie mira y de pronto una persiana despierta porque había alguien al otro lado. Lugares firmes, leales, vivos, de luces intocadas, que echaríamos encogidamente de menos si no los tuviéramos.



¿Por qué no un canto diario al amor a los lugares? Lugares que nos suceden y dan paso.

miércoles, 29 de enero de 2025

Invidencias

Me ofrecen colaborar en el cierre de un curso de educación titulado "Enseñanza basada en la evidencia". La evidencia como criterio de verdad ha sido una de las grandes conquistas de la epistemología de la que seguimos bebiendo, a pesar de las grandes filosofías contemporáneas del error, la incertidumbre y la oscuridad. Sin embargo, después de contextualizar y aclarar el camino al que nos ha conducido la evidencia como fuente de conocimiento, nos replantearemos si la "invidencia" -el no hacer caso a lo evidente para poder ver- no es también otra fuente de conocimiento esencial para la ciencia y la educación. Sirva de ejemplo ilustrador esta bella recreación fílmica titulada Sibila, que nos enseña que lo más evidente es, precisamente, lo que más se aleja de la realidad.


domingo, 12 de enero de 2025

Gestos que transforman

Desde aquí ( https://revista-abaco.es/abaco-122-batallas-culturales/ ) podéis adquirir mi última publicación recién salida del horno, sobre un relato, el de la ingesta del fruto prohibido en el jardín de las delicias, que sigue fascinándome. Este trabajo nació de la conversación con un amigo, que me retó a escribir algo original sobre el relato Adán y Eva, y que dio lugar a lo que comparto, que no pretende ser si no una interpretación más sobre un hecho inaudito, generador, universal, y es que, aun viviendo rodeados de árboles hermosos y deliciosos en su jardín, los primeros hombres apartaron de ahí su atención...


Adán y Eva en el paraíso terrenal, Wenzel Peter

sábado, 4 de enero de 2025

Violencia en el paraíso

En el nuevo e interesantísimo número de la Revista Ábaco, Batallas culturales, publico mi trabajo titulado Violencia en el paraíso. Una lectura del relato de Adán y Eva. Los mitos son historias que todos necesitamos alguna vez en la vida. Los humanos no podemos vivir sin mitos. Nos rodeamos de ellos; los inventamos mientras otros los sueñan; nos los contamos los unos a los otros con la esperanza de que algo nos enseñen; y nos hagan sentir, si cabe, más próximos de lo que ya estábamos. Este artículo es una breve historia sobre uno de los relatos más leídos y comentados que se han escrito nunca, sobre uno de los grandes mitos generadores de tradición,  palabras, y acciones. Nos referimos a la historia de Adán y Eva que encontramos en los primeros capítulos del Génesis, concretamente, a ese momento de transgresión por el que fueron expulsados ¿para siempre? del paraíso y llevados a tierra de nadie.

Para su lectura y adquisición dejo este enlace, con agradecimiento al equipo editorial de la Revista Ábaco.