domingo, 14 de enero de 2018

Voluntad pura

Puede definirse la técnica como el paso de lo necesario a lo posible. Por la técnica el mundo se pobla de mundos posibles, construidos, elegibles. La técnica, con sus artefactos, obras, construcciones, narraciones, símbolos, va apartándonos de lo necesario y proveyéndonos de nuevas posibilidades, que, montadas sobre otras, conforman mundos cada vez más alejados de la tierra que nos engendró. No voy a hacer una historia de la técnica, recreando las diferentes etapas de posibilitación (y es que el tema solo me interesa a medias) Tan sólo advertir el aspecto común que tienen el período en la que el hombre se lanzó a conquistar el espacio y el tiempo, con sus medios veloces de transporte y locomoción, y el período en el que pretendió revolucionar la comunicación, con los cableados, los chips y lenguajes artificiales. Si la primera nos alejó para siempre de la necesidad de nuestras piernas para desplazarnos, la segunda nos apartó de la proximidad y de la necesidad del contacto para comunicarnos. Ahora, con la investigación en biotecnología e ingeniería genética, nuevas técnicas se lanzan a la conquista de nuevos mundos posibles. Por ejemplo, según el recién publicado El útero artificial, el biólogo y filósofo Henri Atlan asegura que en poco más de medio siglo la mujer podrá elegir dar a luz a su hijo o dejar a la máquina que haga ese trabajo. La primera maternidad entrará también en el reino de lo posible, dejando de ser necesarios el parto y el alumbramiento, y quien sabe si, con el tiempo, también desaparecerán la necesidad del dolor, de la enfermedad o de la descomposición. Un mundo totalmente técnico, domeñable por la Voluntad, se alzaría ante nosotros. Todo sería elegible y a nada estaríamos atados. Seríamos solo Voluntad, nada más y nada menos.

Pura quimera.

6 comentarios:

M. A. Velasco León dijo...

Veo "Voluntad", así, con mayúscula. ¿Cómo hemos de entenderlo, en sentido schopenhaueriano? o cómo.
Por otra parte, técnica la empleas en sentido ámplio, como Ortega, sin diferenciarla de la tecnología. ¿Es así?

David Porcel Dieste dijo...

Lo escribí sin ninguna otra pretensión que la de compartir una ocurrencia, como quien práctica la escritura automática. Esa Voluntad la pondría con mayúsculas para enfatizar su unicidad, pero dejando de lado los voluntarismos

M. A. Velasco León dijo...

De acuerdo.
No seríamos voluntad, porque no lo somos ahora ante la mayor parte de la tecnología que nos rodea. Estamos más bien con la voluntad sometida por sutiles medios (mcm, publicidad, ambiente, ideología) para creernos la necesidad, conveniencia y placer de gran parte de ella.
Hacer lo que ya veníamos haciendo desde tiempo atrás, o lo que ya hace la naturaleza, pero con nuevas tecnologías que generan costes energéticos, medioambientales, desigualdades socioplanetarias ... Todo en aras del "progreso", que obtiene la colaboración ingenua de la mayoría, y en realidad redunda en beneficio al corto plazo de unos cuantos.

David Porcel Dieste dijo...

Sí, bueno, más bien me refería a la voluntad como posibilidad (contrario a necesidad), y no tanto en términos psicológicos. De todas formas, que la voluntad sea domesticada no significa que seamos animales domésticos. Presiento un consentimiento responsable en quienes dejan que se les diga cómo vivir. En cualquier caso, según lo dicho en la entrada, un mundo máximamente técnico sería un mundo que sobre todo o en relación a todo tendríamos que elegir; esto es, una apelación constante a la responsabilidad.

M. A. Velasco León dijo...

Entendido.
Ese mundo, me temo, sería pura locura a la vista del ejercicio de responsabilidad que practican buena parte de nuestros congéneres. Terrorífico.

David Porcel Dieste dijo...

Desde luego que sí.