miércoles, 15 de abril de 2020

Días luminosos

Para Ana Belén,

Los días de confinamiento pueden alargarse más de lo esperado y uno, aunque tiene sus redes y estímulos con los que conectarse con el mundo exterior, no puede evitar sentirse enclaustrado con los enseres de siempre. En las voces de muchos resuena el mensaje de que necesitábamos parar y este encierro servirá para pensar y proyectarnos hacia un mundo mejor, más pausado, más reflexivo..., pero mi sensación es que, mientras la naturaleza va liberando a sus ballenas y delfines de un confinamiento que le ha durado siglos, seguimos como el primer día aguardando el pistoletazo de salida, abriendo la prensa diaria a ver si algún lumbreras nos alegra el café con eso de que en julio podremos volver a las playas y volver con los nuestros a los bares.

No, la vuelta sobre sí mismo y la generosidad son una cuestión de hábito, de trabajo, de vigilancia constantes, "porque una golondrina no hace verano, ni un solo día, y así tampoco ni un solo día ni un instante bastan para hacer venturoso y feliz" (Aristóteles). El confinamiento no guarda consigo la llave de ninguna revolución humana. La llave hace mucho que la hemos tenido, y sigue aguardando en quienes pasaban desapercibidos e inadvirtiendo cuanto nos rodea. Hace años que descubrí que la vida es demasiado valiosa como para desperdiciarla desocupándola con nimiedades o conversaciones vanas. Hace años que consagré la vida a cuanto más amaba dejando a la luz abrir mis ojos y a mis sueños cerrarlos. La vida hay que cantarla, no agotarla, llegando a sus rincones, explorando sus recovecos, sin perder mucho tiempo en reivindicar la que nunca tuvimos. La vida algún día se apagará, y entonces el recuerdo de aquella luz se desvanecerá para siempre.


4 comentarios:

M. A. Velasco León dijo...

Estoy de acuerdo, David, con las palabras sabias de la segunda mitad del último párrafo(que me parecen de una persona ya entrada en años y no de un joven como tú).
Las circunstancias si no impactan emocionalmente algún resorte del alma no cambian nada, y menos si son consideradas transitorias e impuestas desde su mismo nacimiento. Es más, me temo que, cuando cambien, cuando suene ese pistoletazo que mencionas, lo que se producirá es una alocada vuelta a la irresponsabilidad. Demostrando que lo de ahora es un paréntesis desgraciado que muchos no querrán ni recordar.

David Porcel Dieste dijo...

Eso me temo, sí.... Y gracias por lo de joven...así me siento a pesar de esos pensamientos "viejunos". Abrazos

Robin de los bosques dijo...

Muy cierto lo que dices, David. Pero el hábito requiere esfuerzo meditar hacia donde se quiere ir,perseverar y a fin de cuentas la acción. Desgraciadamente es más sencillo decir que hacer.
Como dices la llave la hemos tenido y la seguimos teniendo y no nos ha llevado a un escenario mejor. Tampoco creo que esto cambie nada, no hay una nueva era de acuario por venir, hay pequeñas decisiones y acciones diarias mucho menos ambiciosas pero mucho más reales.

David Porcel Dieste dijo...

Tal cual, así lo veo yo.