martes, 15 de julio de 2008

Aforismos varios

La enfermedad del alma consiste en su incapacidad para convivir consigo misma; el aburrimiento es el síntoma.

Lo que el hombre nunca debe hacer es traicionar su propia condición.

Si cada hombre actuara movido únicamente por su curiosidad y la búsqueda de conocimiento no habría en el mundo conflicto alguno.

El hombre únicamente responde aquellas preguntas que él mismo se plantea

El lenguaje no mueve el mundo, pero es la materia prima de la que todo lo humano se origina.

Una lectura, si es provechosa, crea en el lector un nuevo órgano para pensar el mundo

La verdad, si no produce algún bien en los hombres, vale tan poco como la mentira

Dios no es una respuesta a la pregunta por el origen de todo, es sólo un síntoma de nuestra ignorancia

Las semillas de una nueva cultura yacen en el espíritu genial

Las Escuelas de pensamiento no arrancan de la tradición, sino del hallazgo de una nueva idea

La tradición no es más que un sistema de ideas caduco, que ya nadie defiende

La idea de progreso implica la idea de un fin al cual se tiende. La Escuela platónica consideraba que ese fin era la realización de la justicia en la polis; la doctrina cristiana, una sociedad jerarquizada de acuerdo con el orden divino; la ilustrada, un estado de libertad y seguridad plenas; la marxista, una sociedad autosuficiente de trabajadores. Ahora bien, ¿la Escuela es anterior al fin que se pretende alcanzar o, por el contrario, es el fin el que instaura la Escuela?, ¿la historia progresa de acuerdo a una meta o más bien es ésta, puesta ahí por los hombres, la que hace cambiar la historia?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como ya he dicho en alguna ocasión, todo arte es siempre abstracto. Y, añado, sólo si lo es, abstracto, es arte.
Por contra,ese tipo de realismo que pretrende trasvasar la realidad "tal como es" en un proceso cuya trampa última consiste en hacerla "comprensible" (sin esfuerzo subjetivo)no es sino una falsificación.
Lo abstracto no es sino lo realmente incomprensible de la realidad, sin eludir su núcleo ireductible a la razón razonable y, por ello, representa un más allá de lo preconebido, lo que hace fructificar las preguntas que constituyen la verdadera construcción de la realidad y del sujeto como parte inseparable de ella.
Ampliaremos esto.
A. Gongorino