jueves, 27 de abril de 2017

De la frontera a la intemperie

En sentido metafísico, ¿qué significa vivir a la intemperie? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Qué implicaciones tiene en nuestra relación con el mundo? ¿Y en nuestra relación con los otros? ¿Con qué posibilidades contamos ahora para habitar el mundo? ¿O acaso es el mundo el que nos habita? ¿Qué mundos son los inhabitados? ¿Y los inhabitables?... Son algunas de las preguntas que abordamos en nuestro trabajo titulado De la frontera a la intemperie: un recorrido filosófico por las diferentes formas de habitabilidad, enmarcado en el II Congreso internacional de la Red española de Filosofía, titulado "Las fronteras de la humanidad", que tendrá lugar los días 13, 14 y 15 de septiembre en la Universidad de Zaragoza.

Lo que nos ha impulsado a participar es el deseo de comprender la relación entre ciertas experiencias primordiales, sucedidas históricamente, y diferentes formas de habitar el mundo. Andaba dándole vueltas a la cuestión de cómo han de concretarse ciertas experiencias fundamentales en el mundo histórico cuando se me ocurrió ensayar esta propuesta, que confío suscite algún interés en oyentes y lectores. No está en nuestra mano agotar el conjunto de experiencias primordiales y sus correspondientes concreciones en la historia, pero creemos urgente clarificar aquellas experiencias con vistas a entender mejor el sentido y la diversidad de las formas de habitabilidad con las que el ser humano ha ido apropiándose del entorno. Pensamos que un análisis de la influencia de dichas experiencias en el individuo puede ayudar a entender mejor el sentido de las actuales construcciones y las posibilidades de habitabilidad del hombre de hoy.

Aquí podéis consultar toda la información relativa a la temática del congreso, programa, inscripción, organización...

4 comentarios:

Javier de la Iglesia dijo...

https://javidelaiglesia.wordpress.com/2017/04/25/aunque-son/

David Porcel Dieste dijo...

“El hombre no anhela el placer ni esquiva el desplacer: espero se comprenda el inveterado prejuicio que combato con estas palabras. Placer y desplacer son simples consecuencias, simples fenómenos concomitantes; lo que el hombre quiere, lo que quiere la más pequeña parte de cualquier organismo vivo, es un aumento de poderío (…) Analicemos el caso más sencillo, el de la nutrición primitiva: el protoplasma extiende sus falsos pedúnculos para buscar algo que le resista, no por hambre, como pudiera creerse, sino por voluntad de poderío. Luego hace la tentativa de vencer dicha resistencia, de apropiársela, de incorporársela; lo que se llama nutrición es simplemente un fenómeno subsiguiente, una aplicación de aquella primitiva voluntad de hacerse más fuerte.” (Nietzsche, Voluntad de poder, 695)

M. A. Velasco León dijo...

Ya tengo ganas de habitar tu artículo.
Saludos

David Porcel Dieste dijo...

Espero te sea confortable...