jueves, 20 de septiembre de 2018

Filosofía sin rumbo

Filosofía sin rumbo. ¿Cómo podría el pensamiento estar predeterminado? El pensar nunca ha sido hijo del método. En tal caso tampoco habría método. El pensamiento te hace caminar, hacia ninguna parte, y vibra él mismo. Entonces el universo con su historia deja de existir, y ni hay esos árboles, ni esa ciudad ni bosque. Sólo pensamiento cabalgando sobre sí mismo. A ver si sale, casi nada. Para entonces lo demás son ya vanas interrupciones, acompasadas del inoportuno "te recomiendo encarecidamente", como aquel teléfono que no dejaba soñar a los surrealistas o el autómata que cesó por la santa furia de Tomás de Aquino.


Por el pensar vive la filosofía; y la música, y tú mismo, por cierto. El deseo no crece ni se acrecienta. Se renueva o desapareces. Un relámpago en la noche, dos días de insomnio, un aforismo de Wittgenstein, un pasado que se abre paso, el tuyo, bastan para encontrarte de nuevo como la primera vez, afanoso. Hay pensamientos que sobreviven al tiempo. ¿Pero a qué tiempo? Otros lo forjan, lo articulan. Ya puedes escribir una autobiografía. Antes de ellos veías pasar el tiempo, las cosas con sus nombres. Ahora ya tienes tiempo. Te pertenece. ¿Para qué buscar? Puedes dejarte llevar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya veo; te veo, Prometeo desencadenado. Al vuelo.
Me ha encantado tu escrito.

David Porcel Dieste dijo...

Muchas gracias y besos

M. A. Velasco León dijo...

Pensamiento, epifanía de nada, teofanía de nadie. Como las ovejas perdidas por el belén, blanco y negro. Dentro del portal duermen los afectos velados por la mula y el buey del deseo.

Anónimo dijo...

Muy bueno tu escrito, especialmente la segunda parte, donde te refieres a la íntima conexión entre deseo y renacimiento. El pensar, potencia pura, necesita sentirse renovado para seguir siendo. Gracias por la reflexión.

David Porcel Dieste dijo...

Hermosas imágenes, Miguel Ángel, que de nuevo vinculan amor y pensamiento, profundidad y deseo, como ya hiciera Hölderlin en su verso "quien piensa lo más profundo, ama lo más vivo". Abrazos.

David Porcel Dieste dijo...

Muchas gracias a ti, querido anónimo. En efecto, el texto puede leerse como una reivindicación de ese pensamiento que, a fuerza de golpes, exige empezar de nuevo. Fiesta, rito, renacimiento, son parte de lo mismo. Y también el pensamiento es festivo. Cordiales saludos.