lunes, 27 de abril de 2020

Errores de época

Día 45.

Entre las ilusiones de nuestra época está la de considerar que los accidentes se producen por errores técnicos, ya sea provocados por un fallo en la maquinaria o de quien la pilota. Y así nos lo cuenta la historia del Titanic y de su hundimiento, símbolo esplendoroso de todo un optimismo tecnológico que devino en catástrofe. Sin embargo, lo que se escamotea a quienes no ven el lado sombrío de las cosas, el veneno disuelto en el vaso, la herrumbre en el metal, es que los accidentes son consecuencia de lesiones que se produjeron mucho antes. El error, que ahora en tiempos pandémicos vuelve a aflorar, no fue no divisar el iceberg, sino pensar que el Titanic podría atravesar icebergs. No es un error individual, sino de época. No es un error de cálculo, sino de credo. La consecuencia de asumir esta incorrección, este viraje en el punto de mira, bien podría ser plantear, de una vez, una educación que no busque la conquista y la perfección sino la verdad y la prudencia.


"¿Por qué las mentes que han puesto en peligro y modificado nuestra vida de una manera tan inquietante e imprevisible no se contentan con desencadenar y dominar fuerzas monstruosas, y con la gloria, el poder y la riqueza que afluye hacia ellos? ¿Por qué se empeñan además en ser santos a tout prix? (Ernst Jünger, Abejas de cristal)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Deberías mandarle este texto a la mistra Sra. Celaá. Aunque creo que el detector de materias posiblemente peligrosas lo echaría donde los artificieros.

David Porcel Dieste dijo...

Muy cierto, no pasaría ni la primera línea.

M. A. Velasco León dijo...

Muy bien expresado, prolífico David.
Cada época tiene sus cegueras, varias y hasta que esa época no pasa no son vistas, pasan desapercibidas. Tal vez los cambios de época son motivados por la irrupción violenta de aquello que no era capaz de ver.
Salud y ¡mucho ojo!

Robin de los bosques dijo...

¡Muy buena entrada! Me ha gustado mucho. No podía parar de pensar en la central nuclear de Fukushima según lo leía. Me acordaba de la letanía que se escuchaba esos días: "¿Quién iba a pensar que sucedería algo así?". No entraba dentro de los cálculos. Cuando la capacidad de una central es tan letal, la obligación moral es pensar en lo imposible.
Mientras la audacia se confunda con arrogancia y ésta a su vez sea el motor de nuestro hacer y de nuestro pensar, mal vamos.
¿Ves posible enmendar el error de época que nos ha llevado hasta aquí?

David Porcel Dieste dijo...

Gracias por vuestros comentarios, como siempre tan amables. Y también por vuestras referencias y reflexiones, tan sugerentes. La pregunta que planteas, Robin, la dejaremos para una segunda parte.... Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy interesante tu post, gracias.

David Porcel Dieste dijo...

A ti, amigo anónimo.