La mejor expresión de esta armonía es la Ley; la Ley es una de las más recientes conquistas del espíritu humano; hay aún pueblos que viven en un milagro perpetuo y que no se extrañan de ello. Por el contrario, somos nosotros quienes deberíamos extrañarnos de la regularidad de la naturaleza. Los hombres piden a los dioses que les demuestren su existencia mediante milagros; pero la maravilla eterna es que constantemente hay milagros. Por eso el mundo es divino, ya que por eso es armonioso. Si estuviera regido por el capricho, ¿qué nos demostraría que no es por el azar?
Henri Poincaré, El valor de la ciencia
3 comentarios:
Interesante texto.
...o acaso el milagro sea el azar, milagro, éste, silencioso y que no admite palabras, esto es, ni preguntas ni expectativas.
S.
Muy profundo,
intentaré zambullirme en éste autor.
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