Los
horarios imponen orden y disciplina donde antes no había nada. Pronto, muy
pronto, tendremos que adecuar nuestros relojes y despertadores a las pautas que
los días repetirán. Quizá, una o dos mañanas sean más llevaderas, quizá podamos
dormir un poco más o salir un poco antes. Pero también esto acabará
normalizándose y tendremos sed de fin de semana. Sin embargo, la rutina, el orden,
la disciplina, son, al mismo tiempo, condición para salir de ellos e iniciar
nuevas partidas. Por ejemplo, para encontrar esos momentos de perfecta
regularidad que dejan vacante la mente pudiendo diseñar nuevos planes de
acción. O para descubrir en la uniformidad el trampolín que necesitamos y asaltar
nuevos universos. La rutina nos abre a ese espacio de relativo sosiego desde el
que poder trabajar más ofensivamente, provocando cuanto nos rodea
descubriéndolo de manera distinta, llevando al conocimiento a nuevas
temperaturas, generando en los alumnos nuevas formas de pensar que, de otra
forma, doblegadas a la obediencia que impone la disciplina, jamás hubieran
tenido lugar.
sábado, 6 de septiembre de 2025
Saltos rutinarios
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