Como es sabido, las interpretaciones que hacen los espectadores de una
película obedecen a criterios y puntos de vista muy diversos, siendo en
ocasiones incluso contradictorios. Diríamos que cada espectador construye su
propia película. Ello es especialmente visible en películas que, por su estilo
y desarrollo argumental, son esencialmente ambiguas. Es el caso de la obra
póstuma del cineasta Stanley Kubrick, Eyes
Wide Shut (1999), basada en Relato
soñado de Arthur Schnitzler. Este hecho es lo que mueve el propósito del estudio que he titulado Eyes Wide Shut: a las afueras de la transparencia y de la oscuridad: distanciarnos de la predominancia hermenéutica y pensar la obra
de Kubrick como una aproximación a la comprensión de uno de los asuntos más
graves y acuciantes de la filosofía. Veremos que esta película ahonda en la
comprensión del conocimiento humano en su íntima conexión con conmociones fundamentales como el misterio o el asombro.
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Como habéis sido varios los amigos que habéis mostrado interés, lo comparto para cualquier lector interesado.
El trabajo se integra en el XIV Boletín de estudios de filosofía y cultura Manuel Mindán, que generosamente publica la Fundación Mindán Manero.
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Como habéis sido varios los amigos que habéis mostrado interés, lo comparto para cualquier lector interesado.
El trabajo se integra en el XIV Boletín de estudios de filosofía y cultura Manuel Mindán, que generosamente publica la Fundación Mindán Manero.