Memoria de Miguel de Molinos, místico aragonés condenado en Roma en 1693
Vuela, vuela, paloma de las lenguas.
Ni la luz ni el aire podrá librarte
del encuentro con el trueno y con la arena
de la lengua cortada:
sabrás, así,
del silencio, de la noche y la ceniza,
pues carne serás del mismo fuego
donde arden los santos y las brujas
y las letras y sus dedos amados que las arman sin cese.
(Pascua de Pentecostés, 2004)