Ir
a tientas significa no querer –o no tener- todo aquí y ahora. Ir a tientas significa saber
esperar, entender que puedes conducirte al abismo, o a tener que caminar
tendido de un hilo, o a permanecer parado durante un tiempo hasta que el camino
vuelva a ser transitable. Ir a tientas supone asumir que la vida no depende
solo del esfuerzo, el tesón y la determinación, porque en cualquier momento
puedes dar un mal paso o despeñarse una roca no dándote paso. Ir a tientas
supone aceptar que la vida es riesgo, y que no triunfa quien tiene éxito sino
quien ha emprendido el camino sabiendo que la vida es riesgo. Ir a tientas significa
dejar de querer todo aquí y ahora, y no llorar para que acudan a consolar tu
llanto o a contentar tu capricho. Ir
a tientas significa empezar a marchar, en lugar de querer que se disipe la
niebla. ¿Por qué se iba a disipar si nos envuelve y asimila? ¿Y por qué tendría
que querer que la niebla se disipase? ¿No es mejor hacer casa, y poner la
lumbre, y esperar a que llamen a mi puerta?