Para mi padre,
que nunca dejará de enseñarme
Os dejo aquí una bella composición de nuestro querido colaborador Miguel Porcel. El poema nos enseña que es el deseo el contrapeso del miedo, su antídoto. Cuando domina uno, el otro duerme. Deseo es deseo de mirar, de renunciar a la noche, de abrir los ojos para dar paso a las cosas, a su luz, a su entramado; y entonces, como el Caballero de Durero, el hombre avanza imperturbable ante el acecho del Diablo y de la Muerte.
Cierro los ojos.
Oigo como se va acercando a mi cara el ruido del horror,
su música.
Cuando el miedo estalla del todo y me cierra los oídos,
me hielan la carne los visajes de la danza.
Abro los ojos porque quiero salir:
lo que veo ahora es la luz,
lo que escucho es el canto de los pájaros humildes que saltan en la barandilla.
Cierro otra vez los ojos,
y duermo de nuevo.
Miguel Porcel,
20 de enero de 2011
El Caballero, la Muerte y el Diablo, Alberto Durero (1513)