Ojeando algunos poemillas que almaceno en el cajón de mis recuerdos he dado con éste que escribí hace tiempo sobre la fugacidad y la vanidad de las obras. Lo he escogido porque cierra una temática que ha estado presente en algunos de los últimos post. Con él además quiero despedirme hasta finales de Julio, cuando regreso de mis vacaciones donde desgraciadamente no tendré acceso a mi blog. Gracias por vuestro interés, vuestros comentarios siempre tan sabios y hasta la vuelta.
Tiempo es lo que somos
Tiempo que no vuelve
Palabra que el tiempo se lleva
Verso que alguien escucha
Vida entre una Nada
De la que no tengo recuerdo
Bendito verdugo del alma
Mayo 2006,
David Porcel