No puede ser más actual el artículo que los profesores José María Querol y Daniel Marías escriben en el número dedicado a los Tiempos revueltos que publica la Revista Ábaco en su Número 82. La vacuna contra la inacción educativa pasa por dejar de usar medidas suavizadoras y mirar todos a un horizonte común. Creo que su introducción es ya un alegato de que, a veces, hay que cortar de raíz para que el fruto vuelva a nacer:
"Por desgracia son muchos los males que aquejan a nuestra patria. No es cuestión de enumerarlos ahora, y mucho menos de jerarquizarlos. Pero cualquiera que medite un poco al respecto con hondura llegará a la conclusión de que una de las vías para tratar de resolverlos y regenerar nuestra sociedad es sin duda alguna la educación. Una lástima que se tarde tiempo en ver los frutos de su correcta puesta en práctica, así como que la situación de partida (es decir, aquella en la que nos encontramos ahora mismo) sea tan penosa. Escribimos estas líneas perplejos por la escasa atención que se le presta desde hace tiempo al lamentable estado de la educación en nuestro país y por las nulas, improductivas o perjudiciales medidas adoptadas para tratar de mejorarla (cuesta saber si es peor no hacer nada, o dejar las cosas a medio hacer, o hacerlas mal directa y mucho nos tememos que premeditadamente). Dan ganas de dinamitarlo todo y empezar desde cero, porque está claro que con tiritas no vamos a curar a un enfermo herido de gravedad, y que pierde sangre en grandes cantidades y cada vez por más sitios. Como docentes con amplia experiencia, y también como padres y como ciudadanos de este país, vemos con preocupación y desesperación cómo un asunto de tanta trascendencia como es la educación sigue sin tomarse en serio. No es que a nosotros no nos guste el humor, quizás uno de los más poderosos instrumentos educativos. No es eso, no. Es que, o nos ponemos serios y a trabajar a destajo y en la dirección adecuada, o la que se nos viene encima es de tal magnitud que va a terminar por aplastarnos a todos. La que tenemos por delante es una tarea tan necesaria como titánica, y por ello habremos de ser optimistas, constantes y pacientes. Tarea en la que nos hallamos todos, de una forma u otra, involucrados: los distintos colectivos de profesores, los alumnos, también sus familias y, cómo no, los responsables políticos, los dirigentes de las instituciones educativas, e incluso la sociedad en general. Quien vea la educación como algo que no le atañe, se equivoca por completo. Se trata de un tema amplio y complejo, de eso no hay duda, lo cual dificulta tanto ponerse en marcha como continuar hacia adelante. Aquí no pretendemos, pues, más que esbozar unas cuantas pinceladas –no a partir de informes, estadísticas y sesudos estudios, sino de nuestras propias experiencias, tan limitadas como reales, y en el mundo de la Educación Secundaria y en el de la Universidad– que esperamos que sirvan, al menos, como una llamada de atención para aquellos que permanezcan en la ignorancia o aún se encuentren dormidos. Así como esperamos que sirva también como una llamada a la acción a quienes están concienciados del problema y piensan que se encuentran solos ante el peligro." (José Manuel Querol y Daniel Marías, Introducción a "La situación actual de la educación en España: ¿Un suicidio colectivo?", Revista Ábaco, 2014)