domingo, 5 de mayo de 2024

Probable inicio de la historia humana

Guardándome las últimas semanas para la explicación de la filosofía moral de Immanuel Kant y sus derivaciones posteriores, como iremos viendo, algunas de ellas bastante críticas y de enorme actualidad, doy con este texto que titula "Probable inicio de la historia humana"; una interpretación libre y rigurosa del relato de Adán y Eva, y la toma del fruto prohibido. Os regalo este fragmento porque me parece muy representativo de ese pensamiento tan antropocéntrico contra el que luego se rebelarán el ecologismo, el feminismo o el movimiento de liberación animal. Os lo regalo con el placer de quien lee un domingo con la vista en vuestros comentarios, críticos o elogiosos, al respecto:



“La primera vez que le dijo a la oveja: 'la piel que te cubre no te ha sido dada por la naturaleza para ti, sino para mí, arrebatándosela y revistiéndose con ella' (Génesis, III, 21), el hombre tomó conciencia de un privilegio que concedía a su naturaleza dominio sobre los animales, a los que ya no consideró como compañeros en la creación, sino como medios e instrumentos para la consecución de sus propósitos arbitrarios. Tal concepción implicaba (aunque oscuramente) la reflexión contraria, esto es, que no le era lícito tratar así a hombre alguno, sino que había de considerar a todos ellos como copartícipes iguales en los dones de la naturaleza (...) Y así se colocó el hombre en pie de igualdad con todos los seres racionales, cualquiera sea su rango (Génesis, III, 22), en lo tocante a la pretensión de ser un fin en sí mismo, de ser valorado como tal por los demás y no ser utilizado meramente como medio para otros fines. En esto, y no en la razón considerada como mero instrumento para la satisfacción de las distintas inclinaciones, está enraizado el fundamento de la absoluta igualdad de los hombres incluso con seres superiores que les aventajen de modo incomparable en materia de disposiciones naturales, pues esta circunstancia no le concede a ninguno de ellos el derecho de mandar caprichosamente sobre los seres humanos”. (Immanuel Kant)