lunes, 10 de julio de 2023

Paradigma Berlusconi

Una educación que permanece ciega a los deseos y pasiones de quienes la reciben es una educación condenada a reproducir las mismas inercias y vicios que, en principio, ella pretende combatir. La educación debe servir a la sociedad pero sin amoldarse a ella, manteniendo su poder diferenciador y cultivando todas las esferas del ser humano. Muy ilustrador en este sentido el artículo que nos regala el profesor y filósofo amigo Miguel Ángel Velasco, y que titula El paradigma Berlusconi


Entrelínea

Cuando se dice en tono de reproche de la filosofía que es un saber inútil, o incluso cuando se dice que, debido a su inutilidad, es un saber bueno y necesario, se está traicionando a la condición humana. Decir de la filosofía que vale porque es útil o inútil es no considerar la naturaleza pensante del ser humano. La filosofía, como la escritura, acompaña aunque no valiera nada.




“Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba (…) Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible. Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra” (Notas sobre el arte de escribir, Clarice Lispector)