lunes, 21 de septiembre de 2009

Elogio a un dios escéptico

La razón humana ha llegado a conquistar a Dios, a vislumbrarlo, ahí con todos sus atributos y perfecciones. Ha supuesto y asegurado su existencia, pero en ningún momento, salvo en los sueños de algún científico o filósofo genial, se ha planteado la inclinación religiosa de Dios. ¿Podríamos suponer un Dios ateo?, ¿un Dios, incluso, escéptico, incrédulo, de poca fe? ¿No sería acaso lo razonable pensar en un Dios así? Puesto que, de creer Dios en sí mismo, debería darse una serie de razones más poderosas que las nuestras, que a fin de cuentas se han mostrado débiles y engañosas. Es lo que piensa y comenta el matemático y teórico de la ciencia John Allen Paulos en su celebrado ensayo Elogio de la irreligión, en uno de sus encuentros oníricos con el mismísimo Dios:
YO: Vaya, dices que eres Dios. Espero que no te ofendas si te digo que no creo en ti.
DIOS: No, no me ofendo. A veces incluso dudo de que crea en mí aun siendo yo mismo. Tu escepticismo es vivificante. Me temo que no tengo mucha paciencia con todos esos miserables creyentes que se postran ante mí (...)
YO: Todavía no lo entiendo. Aunque seas un poco más poderoso, ¿te confundes alguna vez? ¿Te debates a veces entre diferentes alternativas, sin una certeza absoluta?
DIOS: Dios mío, sí. Cada dos por tres me sumo en la confusión, la indecisión y la incertidumbre sobre toda clase de asuntos. No puedo estar a la altura del Dios perfecto de san Anselmo, y eso me hace sentir inferior. Por ejemplo, desearía poder contener a mis creyentes más superficialmente fervientes y decirles que se serenen, que miren a su alrededor y piensen un poco, que se maravillen de la comprensión que han alcanzado y procuren difundir ese conocimiento científico. Pero luego lo pienso mejor y decido que tienen que entenderlo por sí mismos. (...)
YO: Has dicho que estás adelantado en muchos aspectos, pero ¿te crees único? ¿Existen otros dioses u otros un poco más poderosos, un poco más poderosos que tú? ¿Existen otros universos superiores? Mira, yo también sé usar las comillas. ¿Y dónde estás tú? ¿En el espacio? ¿Eres inherente a la conciencia? ¿Eres parte de alguna suerte de cerebro universal?
DIOS: Ni siquiera estoy seguro de si estas preguntas tienen sentido. ¿Cómo distingues entre entidades o universos? ¿Y qué entiendes por existir? ¿Existir como existen las rocas, o los números, o el orden y los patrones, o quizá la efímera floración de una planta? Como he dicho, ni siquiera estoy seguro de si soy Dios, y tampoco juraría que tú no lo eres. Puede que Dios no sea otra cosa que nuestros ideales, nuestras esperanzas, nuestros proyectos, o puede que los seres humanos seáis supersimulaciones dentro de algún superingenio como Mátrix.

jueves, 10 de septiembre de 2009

En torno a la indemostrabilidad de Dios

El filósofo David Hume dice así:

Hay un absurdo evidente en pretender demostrar una cuestión de hecho o probarla con argumentos a priori. Nada puede demostrarse a menos que lo contrario implique una contradicción. Nada que pueda concebirse distintamente implica una contradicción. Lo que concebimos como existente, lo podemos concebir también como inexistente. No hay ningún ente, pues, cuya existencia implique una contradicción. Por tanto, no hay ningún ente cuya existencia sea demostrable (David Hume, Diálogos sobre la religión natural)

Esta prueba de la indemostrabilidad de Dios contiene los siguientes pasos:

1. Una proposición queda demostrada si su contraria implica una contradicción (por ejemplo, 'llueve o no llueve' es verdadera porque es imposible que acontezca lo contrario)

2. Nada que pueda concebirse distintamente implica una contradicción.

3. Puede concebirse distintamente la inexistencia de cualquier ente (de una mesa, del Quijote, de Dios)

4. Luego, no hay ningún ente cuya existencia implique una contradicción; por tanto, no hay ningún ente cuya existencia sea demostrable.

El problema lo veo en el paso 3, porque ¿puede concebirse distintamente el no ser de algo? Entiendo que pueda concebirse que no existe esta mesa, el Quijote o Dios, lo cual, atiéndase bien, es diferente a afirmar que pueda concebirse la inexistencia de esta mesa, del personaje de Cervantes o de Dios. Por lo mismo, es diferente afirmar que concebimos que Dios existe que la existencia de Dios. De hecho, no creo que pueda concebirse la existencia de un ser omnipotente y omnisciente, puesto que cualquier concepción ya presupone una mente de poder limitado y falto de omnisciencia; insuficiente, por tanto, para concebir a Dios. Sólo Él sería capaz de concebirse a sí mismo, aunque este supuesto ya no podría formar parte de la argumentación, pues contradiría aquello que hay que demostrar.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Como mudo que soy

Como mudo que soy
como un sargento culto que se ve en el reflejo,
como nadie,
callo detrás de la puerta
que abre la oscuridad, ya toda,

sargento de pena, con su pan bajo el brazo,

niño abrazante al seno de la silueta parda
que al avanzar escribe,
sargento culto, saca la pistola del corazón del pan,
del pan mismo, del blanco puro donde la luz
recogía las migajas de oro,

pobre niño, pobre,
como corría la arena por sus ojos,
como gusanos redondos, corría,
encenagándose su saliva,
sargento culto al fin,
hipando el labio sin saber decir.

Miguel Porcel Berdala
14 de junio de 2009