Por el amor nos sentimos implicados en el mundo, nos sentimos formando parte de él; por él experimentamos más vivamente la soledad y el aislamiento respecto a los demás, que un día dejarán de mirarnos y les resultaremos ya indiferentes. El amor, en todas sus manifestaciones, es lo que nos hace sobrevivir, porque si por un instante sentimos perder nuestro ser amado, el mundo se vuelve inhóspito, feroz, y el tiempo ahí desnudo insoportablemente aburrido.
Os invito a la lectura de Identidad, una novela del escritor checo Milan Kundera (1929 - ), llena de reflexiones que como la que acontinuación transcribo retoman el asunto del amor y de su implicación para el ser humano:
"Jean-Marc miraba a Chantal, cuyo rostro, de pronto, se iluminó con una secreta alegría. No tenía ganas de preguntarle cuál era el motivo, contento con sabotear el placer de mirarla. Mientras ella se perdía en imágenes cómicas, él se decía que Chantal era su único vínculo sentimental con el mundo. Cuando le hablan de prisioneros, perseguidos y hambrientos, no conoce otra manera de sentirse personal y dolorosamente afectado por sus desgracias que la de imaginarse a Chantal en su lugar. Si le hablan de mujeres violadas durante una guerra civil, es a Chantal a quien violan. Ella y nadie más lo sacude de su indiferencia. Sólo por mediación suya es capaz de compartir.
Hubiera querido decírselo, pero le avergonzaba mostrarse patético. Sobre todo cuando le sobrevino otra idea, del todo contraria: ¿y si perdiera a ese ser único que le une a los humanos? No se refería a la muerte, más bien a algo más sutil, inasible, cuya idea le perseguía estos últimos tiempos: un día, el no la reconocería; un día, se daría cuenta de que Chantal no es la Chantal con la que ha vivido, sino aquella mujer de la playa por quien la había tomado; un día, la certeza que representaba Chantal para él se revelaría ilusoria y ella pasaría a serle tan indiferente como todas las demás."