Para Ana Belén, en este tiempo que parece dilatarse:
La muerte parece existir solo para quien la anticipa.
Lo caduco y perecedero carecen de opuestos.
Es la razón la que opone lo eterno e inmortal a lo perecedero. Más allá de aquélla, no hay tal división.
En la música se adivina el silencio de los dioses.