¿Qué significa ser un buen compañero? ¿Por qué es tan importante el compañerismo? ¿Es condición de posibilidad de la existencia del grupo? ¿Puede haber grupo sin buenos compañeros? ¿Puede haber malos compañeros cuando reina el compañerismo? ¿Necesitan los buenos de los malos? ¿Y los malos de los buenos? Son preguntas que me asaltaron cuando el otro día a los alumnos de mi tutoría les instruí con algunas lecciones sobre la importancia del compañerismo en el aula, y en la vida. Y mientras lo hacía, pensé en cuan alejadas estaban mis palabras de modelos autoritarios de sociedad como la que practica Platón en su República o los que aparecen en las nuevas series y películas que entran por los ojos de tantos adolescentes como Divergente-Insurgente-Leal. Sin duda, un tema a debatir en próximas sesiones tutoriales podría explorar el modo como el individualismo y el especialismo deshacen los lazos de grupos sociales y el modo como desde nuestro jardín podemos ir retejiendo los hilos deshilachados.
"Somos seres de acogida. Si nacer no basta para ser, ni crecer basta para existir, es porque necesitamos ser acogidos en un mundo." (Marina Garcés, Escuela de aprendices)