domingo, 24 de diciembre de 2023

Gestos que cuentan

Hace falta un acto de fe para que sean posibles la ciencia y la moral. Hace falta arrojarse al vacío para echar a andar. ¿Cómo podría avanzar la ciencia si no presumiéramos, en un acto desbordante de soberbia, que podemos convertir en leyes la complejidad de cuanto nos rodea? ¿Cómo podríamos legislar y construir instituciones que cumplan y fortalezcan dicha legislación si no creyéramos que debemos cumplirla por nuestro propio bien y el de todos? ¿No son la ética y la ciencia construcciones que precisan de la sinrazón y la convicción? ¿No avanzan la cultura y las sociedades por este elemento de emotividad? ¿No es el coraje de quien da un paso sin saber si hay fondo lo que hace el progreso a pesar de la estupidez y la codicia humanas? La aventura del conocimiento es lo que hace que ahora podamos pisar sobre terreno firme. De ahí que nuestros héroes sean aquellos que han hecho suelo, pero porque primero se arrojaron al vacío. Si de pronto empezásemos a desconfiar unos de otros, o no pudiéramos confiar en que bajo el manto de lo que vemos hay algo que no vemos, las sociedades serían insostenibles y todo se desvanecería como lo haría la naturaleza que perdiese a sus seres más diminutos.



                                         Fotografía tomada por Clara Marta


Los fundamentos con los que construimos han de apoyarse donde todavía no hay fundamento, allí donde no sabemos si enclavarán bien en la tierra o se hundirán con ella para siempre. No podemos saber si los demás se confiarán también al mismo empeño, o si el mundo se comportará conforme a unas expectativas armadas en la soledad del genio y el ensayo. No podemos saber si la confianza soportará prácticas, comunidades e instituciones, o si la ciencia continuará reuniendo continentes y haciendo accesible el mundo. No podemos saber la durabilidad y sostenibilidad de nuestras más grandes construcciones, alimentadas en cada gesto diario por el compromiso y respeto, mientras sigamos siendo humanos y nos guiemos por la emoción de quien sigue caminando a tientas.

jueves, 21 de diciembre de 2023

Días como los de hoy

Días como los de hoy, que nos hemos dado libros, y abierto sus páginas aguardando la historia de compañeros que apenas conocíamos, o si conocíamos, de secretos que siempre habían estado ahí, sedimentados. Días como los de hoy, de nubes coloreadas y pasillos llenos de vida que vosotros, sin quererlo, nos prestabais; de voces consumidas por el alborozo y envoltorios olvidados sobre mesas de colores; de un papel regalado que cariñosamente hemos guardado en el fondo de la mochila, o un compañero dormilón al que, con el corazón en mano, esperamos de verdad. Días como los de hoy, cuando el reloj, y los timbres, sirven solo de trasfondo para la función principal y ya no importan el mañana ni el ayer. 



Y entonces miramos al cielo, para volverlo a mirar, y ver en el otro el brillo de nuestros ojos. Ojos cansados, batallados, de una vida que nos recuerda que seguimos anclados en el trasiego diario, pero que, por un momento, han vuelto a soñar.


sábado, 25 de noviembre de 2023

La silla rota

A veces, los objetos nos hablan, nos dicen cosas, a quien sabe escucharlos. Objetos fragmentados, rotos, frágiles, que nos recuerdan que la vida es demasiado valiosa como para malgastarla rompiendo sillas, o viéndolas romper. En este día tan señalado, Día de la eliminación de la violencia contra la mujer, comparto este microrrelato que nos regala Anni, alumna de 1º de Bachillerato. 

                                                                



                                                        LA SILLA ROTA

Ella se miraba en el espejo; sus dedos pasaban delicadamente sobre aquel círculo rojizo-morado que yacía en su mejilla.

-Solo fue esta vez - pensó, sin embargo una lágrima se resbaló justo por encima de la marca.

Unas manos bruscas la limpiaron con falsa delicadeza.

-Prometo que no volverá a pasar - habló abrazándola. Ella se quedó en sus brazos sin decir nada.

Una semana después la volvió a sujetar con más fuerza de la necesaria; luego rompió el plato en el que comía porque “esto está frío”, y al mes rompió una silla porque la hizo sentar de un manotazo.

En ese momento ella ya no tenía el pequeño círculo morado, de hecho ya era casi imperceptible, pero en su lugar estaban las marcas rojas de unos dedos en su brazo, tenía el labio roto y un moratón en sus costillas.

La silla se veía en el reflejo del espejo y eso hizo que un pensamiento resonara en su cabeza.

- Tengo que irme - esa tarde tomó una decisión difícil.

“No te puedes ir”, “¿Me dejarás solo?”, “ No volverá a pasar”. Esas frases invadieron su mente mientras guardaba con prisa sus cosas en una maleta; no tenía mucho tiempo, él volvería pronto. “No puedo vivir sin ti”. Esa última frase la hizo detenerse por un momento, pero entonces recordó aquella silla rota.

-¿Y si la próxima vez no es la silla y soy yo?

Decidida salió de allí con una maleta, un corazón hecho añicos y desilusión. Él llegó horas después con un peluche, la buscó por todas partes, pero ella ya no estaba. El peluche terminó destrozado junto a la silla.

¿Y ella? Ella buscó ayuda y ahora está feliz viviendo una nueva vida, una vida que creía que no existía. Todo, gracias a la silla rota.

 

Anni Roa (alumna de 1º de Bachillerato)

sábado, 18 de noviembre de 2023

Con o sin rodilleras

Que sí, que antes usábamos rodilleras, y camisas de cuadros que se adentraban bien en los pantalones de chándal. Otros tiempos. Años 90. Años de despreocupación, cuando no importaba la hora y no había pantallas que hechizaran. Daba igual porque no había relojes salvo el que marcara el sol o la entrada de la noche cuando jugábamos a “pillar 2”. Claro que no había ruido para todos y alguno siempre se quedaba fuera. Jefes y subjefes eran los que a lo sumo regían el orden de las “cabañetas”, cuando fumábamos con cerillas de paja, y nos tumbábamos sobre sacos y cuerdas al abrigo de lo demás. No había pantallas pero había refugios, eso sí. Diríamos que el mundo era demasiado grande como para no tener algo nuestro, en forma de intemperie, desviado del camino, y de las estrellas, lo suficiente como para reconocerlo solo nosotros. Ahí que íbamos, a celebrar que íbamos, aunque alguno se quedara sin ruido. Años 90. Principios. Con o sin rodilleras.


lunes, 13 de noviembre de 2023

Aves de ciudad

Estamos en esa extraña condición de «seres misteriosos», que vagan sin saber hacia dónde ni por qué. Estamos en esta cueva tan oscura, en la niebla más espesa, y solo alcanzamos a seguir la luz que al otro lado se divisa. ¿O no somos niños en un mundo creado a nuestra imagen y semejanza? ¿O no son las casas cabañas y las torres intentos de alcanzar el cielo? ¿Y las ciudades santuarios por donde vagar y refugiarnos? Ahí, en los callejones, es donde pensamos, y esperamos, y leemos. En los rincones de la ciudad, donde nadie nos advierte, precisamente porque hay ciudad. Se dice que las primeras ciudades se hicieron para honrar a los muertos, o para enterrarlos, ¿pero no será que así nos espantábamos a los espíritus? ¿No será que así nos escondíamos del hombre del saco o de quienes podían todavía hacernos daño? La ciudad es, también, lugar donde dormitar, y emboscarse, y replegarse, hasta decir abiertamente lo que uno piensa, sin temor a ser oído, pero para ser oído. ¿No es la ciudad lumbre en la oscuridad? ¿No es el Titanic luz en el silencio? Luz que va apagándose, pero que por lo mismo puede volver a encenderse. Este carácter de provisionalidad, de menesterosidad, de acompañamiento, no habría de dejarnos nunca. Habríamos de verlo en todas partes. Incluso en lo aparentemente más alejado, cerrado, eclipsado, abstracto. También en lo artificial, y precisamente más en ello.



Fotografía tomada por Clara Marta

viernes, 3 de noviembre de 2023

Vivir en la mentira

De nuevo, interesantísima la clase de hoy de Iniciación a la Filosofía, que me ha recordado una de las películas que con más devoción veía en los años noventa. ¿Qué película? Rashomon, de Akira Kurosawa. Tendría diecisiete o dieciocho años cuando me llamó la atención esa frase magistral de uno de los personajes que afirma aquello de que, más terrible que las catástrofes, accidentes, barbaries, crímenes e injusticias humanas, es el no poder confiar en los demás. ¿Por qué habríamos de confiar cuando nadie cuenta de veras la verdad? Hay que ver la película para comprender el sentido profundo de la idea... Pero también me ha sugerido que no es lo mismo mentir que "vivir en la mentira", y que Kant, el filósofo de la luz y de la ilustración, que con tanto apasionamiento explicamos en clase, no ve esta diferencia cuando condena la mentira como una violación del orden establecido por una moralidad burguesa. Vivir en la mentira es mucho más corrosivo y perjudicial que mentir, limitado siempre a un número de ocasiones, porque mientras que el daño de una mentira puede pagarse con el reconocimiento y el perdón, el daño de vivir en la mentira, la mayoría de las ocasiones, se paga con la vida, y entonces ya es demasiado tarde.


domingo, 29 de octubre de 2023

El anciano de la aldea de los molinos de agua

Decía Hitchcock que podría llegar el momento en el que los pájaros se rebelasen contra los intentos de enjaulamiento humanos y acabasen con la idea misma de civilización. Lo decía seguramente movido por un sentimiento de fascinación por las criaturas que nos concede la naturaleza, a veces eclipsado por la ilusión de velocidad y poder de quien se cree dueño de lo que en realidad es siervo. Ayer, viendo al viejo Kurosawa, recordé estas palabras de "la aldea de los molinos de agua":


                                        Fotografía tomada por Clara Marta


“Lo único que nosotros pretendemos es llevar una vida natural tal y como solía hacer la gente antes. Hoy día los seres humanos olvidan que también ellos forman parte de la naturaleza, y que a ella le deben su existencia, pero la gente suele tratarla negligentemente creyendo que son capaces de crear algo mucho mejor, especialmente los científicos. Puede que intelectualmente estén bien preparados, pero lo malo de ellos es que muchos ignoran el verdadero significado de la naturaleza, y esos son los que se sienten orgullosos inventando cosas que solo acarrearán tragedias a los seres humanos. Y lo que todavía es mucho peor: La mayoría de la gente suele conceder un gran valor a todos esos inventos absurdos, y como si de milagro se tratara los adoran. Ellos no saben que esas cosas arruinan la naturaleza y consecuentemente se están destruyendo a sí mismos. Las cosas más importantes para los seres humanos son el aire puro y el agua pura. Los árboles y las plantas nos proporcionan ambas cosas, pero absurdamente la gente continúa contaminándolas a su antojo. El aire y el agua contaminados contaminan incluso la mente de los seres humanos.” (Akira Kurosawa)

viernes, 27 de octubre de 2023

Cegueras

Es una delicia escuchar a quienes con la edad de catorce años se introducen en la Filosofía, me refiero a los alumnos de la nueva asignatura de "Iniciación a la Filosofía", de dos horas a la semana, música celestial en medio del tumulto y la cháchara diarias. Ahí los alumnos se despegan de sus miedos y, como son pocos, con eso de que han sentido curiosidad por saber qué significa la palabra "Filosofía", también de su timidez, y rompen el hielo, a pesar de que el corazón les palpita hasta que ya no aguantan más y asaltan el silencio. Ahí se expresan, sí, y lo hacemos juntos, a partir de cuentos de los hermanos Grimm, de fábulas y cuentos de Esopo, de mitos clásicos, desafíos y dilemas varios que, no sé si suenan a situaciones de aprendizaje, pero les pone en camino del pensamiento. Hoy, especialmente, me ha sorprendido la agudeza de sus comentarios, primero, sobre las cegueras del yo, a raíz de un lobo que, creyéndose león, olvida su condición, y que han derivado en algunas ideas sobre el origen del egoísmo y de por qué nos inclinamos a cuidar lo nuestro antes de atender al prójimo.


domingo, 22 de octubre de 2023

Ir a tientas

Ir a tientas significa no querer –o no tener- todo aquí y ahora. Ir a tientas significa saber esperar, entender que puedes conducirte al abismo, o a tener que caminar tendido de un hilo, o a permanecer parado durante un tiempo hasta que el camino vuelva a ser transitable. Ir a tientas supone asumir que la vida no depende solo del esfuerzo, el tesón y la determinación, porque en cualquier momento puedes dar un mal paso o despeñarse una roca no dándote paso. Ir a tientas supone aceptar que la vida es riesgo, y que no triunfa quien tiene éxito sino quien ha emprendido el camino sabiendo que la vida es riesgo. Ir a tientas significa dejar de querer todo aquí y ahora, y no llorar para que acudan a consolar tu llanto o a contentar tu capricho. Ir a tientas significa empezar a marchar, en lugar de querer que se disipe la niebla. ¿Por qué se iba a disipar si nos envuelve y asimila? ¿Y por qué tendría que querer que la niebla se disipase? ¿No es mejor hacer casa, y poner la lumbre, y esperar a que llamen a mi puerta?


viernes, 13 de octubre de 2023

A mi madre

Madres hay solo una, pero que lleguen como la primera vez, solo ella.

                                 De arriba abajo: Jaca, Aínsa, estadium Panathinaikon de Atenas.
 

jueves, 12 de octubre de 2023

Iniciación a los hermanos Grimm

Es una verdadera delicia adentrarme en la filosofía de los relatos clásicos como los que nos cuentan los hermanos Grimm, como este de La bella durmiente, que tanto ha despertado a mis alumnos de 3ºEso de Iniciación a la Filosofía. Les escuchaba, a ellos, que me contaban que la historia de la bella durmiente es la historia de un abandono, que se consuma en el momento en que ella, quedándose sola en palacio, ve la llave de la última habitación, y aun viéndola oxidada, oscura, olvidada, decide abrirla y entrar. ¿Cómo describe el huso fatídico sino como “cosa graciosa que salta alegremente”? A la bella le faltan palabras, cautela, cuidado, precaución, atención, todo aquello que le hubiera librado de la tentación de subir, y de pincharse en el dedo. Se encuentra como la Eva tentada por la serpiente. ¿En virtud de qué conocimiento hubiera podido advertir el mal en el gesto del animal parlante? ¿Qué tipo de escudo la hubiera podido salvar cuando solo podía guiarse por la belleza de los colores y de los olores?




La historia de la bella –me enseñan mis alumnos- es la historia de alguien que se sirve de la ignorancia para llevar a cabo el mal, y es la historia de cómo el mal entra en el mundo conforme pierde terreno el amor. Es la historia de una niña que crece solitaria, y se hace mayor, a la que le ha sido negada el secreto de la verdad, y del conocimiento. ¿Por qué no se me dijo que había una palabra tabú? ¿Por qué no se me dijo que había algo que debía saber? ¿Por qué esa doble negación: la de no saber, y la de no saber que debía saber? La historia de la bella es, también, la historia de unos padres torpes, ingenuos, que pretenden acabar con el arte de la costura no dándose cuenta que este no depende de lo material ni de la cantidad. ¿O podría acabarse con la poesía quemando el papel del reino?

viernes, 6 de octubre de 2023

Septiembre

Cuando uno entra con cada curso escolar en un centro educativo ha de saber que la experiencia le llevará por senderos jamás esperados. Puede ser la intervención singular de una alumna, que de pronto desbarata todo lo que habías pensado acerca de asuntos como la naturaleza de la felicidad o el misterio que envuelve a la Gran Explosión; puede ser un agradecimiento inesperado de un compañero, que de pronto se vuelve y pregunta por una circunstancia que creías olvidada; o la mano de otro que, invisible ella, te conduce hasta el aula cuando aguardan ahí los alumnos amontonados. Puede ser un pan recién horneado, que altruistamente alegra la tarde de los viernes, o un audio taciturno de un compañero que busca algo de auxilio en la multitud. Un suspiro de no llegar a tiempo, exhausto él, que deja el pasillo solitario antes de que el timbre ya solo deje palabras de vocación y enseñanza. O puede ser un desahogo, o dos, o tres, en el café de los descansos buscados; o unas risas mientras resuena el fin de semana de los lunes. Y un corazón delator ante un claustro inesperado.



Puede ser, también, el compromiso que a todos rodea, y envuelve, y golpea, a unos más fuerte que a otros, y nos recuerda que el trabajo de unos volverá sobre el de otros, quizá, hasta hacernos más próximos.

Mes de los inicios, mes atropellado. Septiembre.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Raíces entrelazadas

Se dice que el conocimiento y el deseo de búsqueda del saber nacen de la admiración, de ese enorme sentimiento de sentirse maravillado ante un mundo que uno no acierta a entender y una belleza que no termina de alcanzar. Pero he aquí que también ocurre lo contrario: cuanto mayor es el esfuerzo por profundizar en los misterios del universo, tanto más los admiramos por su inconmensurabilidad. De este modo, deseo y conocimiento se aúnan en una perenne búsqueda alimentándose uno del otro, como dos raíces que, entrelazadas, van creciendo imparables cada vez más fuertes una con la otra.



“Nunca comprenderemos una obra con sólo mirarla. Donde no preguntamos, nada aprendemos, y donde no buscamos, no encontramos nada. Ninguna obra de arte se manifiesta a primera vista en toda su grandeza y profundidad. No sólo quieren ser admiradas, sino también comprendidas. Cada obra de arte quiere ser conquistada, como una mujer, antes de ser amada, más aún, llego hasta decir que no tenemos ningún derecho moral a contemplar cómoda y tranquilamente la acción sacrosanta y más apasionada de otro hombre. Donde el artista estaba agitado y ha dado de sí lo mejor, para hacernos accesible su visión, ahí nosotros también debemos brindar lo mejor para comprenderle. Cuanto más nos esforzamos por penetrar en su misterio personal, tanto más nos acercamos al arcano de su arte”. (Stefan Zweig)

sábado, 16 de septiembre de 2023

Luces nuevas

Así, con la novedad del primer sol y la fuerza del día que deja atrás la oscura noche, ha transcurrido la primera semana, con visitas inesperadas de antiguos alumnos, mails y más mails organizativos, aulas muertas como la 25, malos sueños de que no llego a tiempo pero al final siempre llego, sonrisas de compañeros entre café y café, alguna risa salida de la última hora, palabras de ánimo a los recién llegados, sesiones de puesta a punto de la maquinaria, la de dentro y la de fuera; pero, sobre todo, llena de palabras e intuiciones que empiezan a rebrotar de las clases de filosofía de 3ºESO y 1º de Bachillerato, con verdaderos momentos que un ilusionado profesor se lleva a su diario personal con la esperanza de hacerlos crecer.


Una fotografía, que me regala mi amiga Montse. Una luz, siempre nueva, como los días en Miralbueno, nuevos para que sigan siendo.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

Ocio y negocio

Anunciamos la undécima Olimpiada filosófica dedicada al tema del ocio. Se dice que del tiempo de ocio nacieron la ciencia y la filosofía, por aquello de que sólo cuando no hay que atender a una verdadera urgencia vital queda vacante el pensamiento para explorar el mundo y cuanto nos rodea. Pero también del ocio nacieron nuevas formas de negocio, colonizando y encarrilando hacia el capital a emociones, sueños, ilusiones. ¿Cuándo podemos decir verdaderamente que estamos ociosos? ¿De qué se ha de liberar el tiempo para que sea "tiempo libre"? ¿Y puede el ocio actual liberarse de las cadenas del trabajo? ¿Puede el vagón donde nos montaron arrojarnos al tiempo del gozo y el esparcimiento? Decían los románticos que al hombre feliz el tiempo no le da las horas...



Y así es como nos sentiremos cuando, nuevamente y como cada año, montemos juntos en la caravana olímpica; esta vez, con las finales los días 19 y 20 de abril en la ciudad de Bilbao. Pronto, desde las clases de filosofía, fuera, y más allá de ellas...

sábado, 2 de septiembre de 2023

Nuevo curso

Las palabras se amontonan como queriendo salir con el nuevo curso, llenas de nueva savia ellas. Pronto sonará el pistoletazo de salida y ya no habrá motivo para llegar tarde. ¿Quién no será puntual el día que se presenten nuestros alumnos con su carpeta recién comprada y esos libros forrados con el amor de madre? ¿A quién no le latirá de verdad el corazón cuando haya de revisar su horario por temor a equivocar el aula? ¿Qué jefe de estudios no cuidará de meter todas las vocales y consonantes en Peñalara, o qué padre no besará a su hijo en la mejilla deseándole buena suerte? Y en las noches previas al estreno, cuando todos duerman y apenas alguien sueñe, ¿Qué luna no iluminará con su mejor azul pasillos y aceras por donde correrán riadas de pisadas? ¿Pero qué será esta vez lo que digan los recién llegados cuando asomen su cabecita y se vean solos como la primera vez? ¿Qué mano será la que tiendan? ¿La derecha o la izquierda? ¿O será el pie tembloroso lo primero que adelanten?


Y todos, a un mismo tiempo, mientras la palabra siga perdurando sin ser leída, quizá bajo la vieja tierra húmeda, pensando ya en el nuevo curso.

miércoles, 30 de agosto de 2023

Misterios de verano

Este verano también ha servido para escribir reflexiones como esta:

“El invidente, en cuestión de misterios, está a la misma distancia que quien puede ver. Y es que el misterio nos incumbe de una manera muy distinta a como nos incumben las preocupaciones y menesteres cotidianos. Nos afecta de una manera mucho más radical, mucho más presente, mucho más total. A diferencia de la llamada interpelante del amigo o del vecino, que cesa en cuanto se atiende a la interpelación, la del misterio nos llama continuamente, no pudiendo zafarnos de ella por más que encontremos respuestas.” (“Entre niebla. ¿Por qué sigue teniendo sentido creer en el misterio?”, Revista Ábaco, Nº 115)


viernes, 25 de agosto de 2023

Sujetos frágiles. Tiempos duros.

¿Qué significado puede albergar el misterio en un mundo que vive de espaldas a él? ¿Cómo sigue afectando lo misterioso ahora que la ilusión de poder y seguridad nos ha estallado en las narices? ¿De qué manera puede el misterio de la vida recuperar el papel que le corresponde en el entramado humano? ¿Cómo podrían reconciliarse la ciencia y el mito estando más alejados que nunca? En definitiva, ¿Cómo, en plena expansión tecnológica, puede hacerse del misterio una experiencia vital integradora, de la misma naturaleza que experiencias religiosas como el milagro o el asombro? Son preguntas que cabe abordar distraídos como estamos por la inmediatez de los simulacros y el ruido mediático, y alejados de experiencias que han sostenido durante siglos a culturas y sociedades enteras.




Y para aproximarnos a estos asuntos tan misteriosos la prestigiosa Revista Ábaco se hace eco con la publicación de dos trabajos míos: el primero, una incursión en el pensamiento del filósofo Joan-Carles Mèlich con ocasión de su estupendo ensayo La fragilidad del mundo (Premio Nacional de Ensayo, 2022). El segundo, en sintonía con el diálogo abierto, una reflexión sobre la naturaleza y alcance de la experiencia del misterio que título Entre niebla. ¿Por qué sigue teniendo sentido creer en el misterio? Otro agradecimiento sincero al equipo editorial de Ábaco por prestar un lugar a la reflexión filosófica en este trepidante número sobre Sujetos frágiles y tiempos duros.

En unos días disponible para su lectura y venta.

martes, 15 de agosto de 2023

Multiuniverso

Me pregunto si una historia de la filosofía bien contada debería comenzar por cuestionar los principios antropocéntricos con los que se han construido la mayoría de historias de la filosofía. Para empezar, suponer que la belleza, o la verdad, o el bien, están ahí para ser vistos, comprendidos o estimados por el ser humano es de lo más antropocéntrico que puede decirse, más vanidoso todavía que decir que el universo puede ser asimilado o que si algo escapa a nuestro control es porque no ha pasado el tiempo suficiente. Y el caso es que, en cualquiera de sus formas, este antropocentrismo aberrante se halla todavía incrustado en nuestro lenguaje, por ejemplo, en el del historiador que confía que el progreso de la humanidad nos aleje del mal y la codicia; en el del hombre de ciencia, que con cada descubrimiento celebra todo lo que sabe frente al ignorante o el bobo; o en el del padre, que satisface su ego pretendiendo hacer de su hijo un ser perfecto y sin defectos.



Y así es como hay historias de la filosofía que se han construido sobre la base de que, desde sus comienzos, el universo se ha formado a la medida del ser humano y que, por ello, tenemos de antemano garantizado el éxito para entrar en él y conquistarlo. Sin embargo, ni el universo se ha hecho a la medida de lo humano ni la medida de lo humano garantiza que podamos comprender el universo. Es por ello por lo que, quizá, en lugar de armarnos con métodos y enseñanzas con vistas al control y la conquista podríamos mirar más a nuestro alrededor y, simplemente, ver que hay tantos universos como formas de vida existen fuera.

sábado, 12 de agosto de 2023

Safe

Ayer vi, por segunda vez, la película Safe (1995), interpretada realísticamente por Julianne Moore. Me pareció un ejercicio maestro de reflexión que presenta la enfermedad como lo que salva y puede apartar al más vulnerable de lo que verdaderamente mata en contextos de indiferencia y apatía sociales. La película presenta a una sociedad enferma en su práctica constante y provocada de inanidad, indiferencia, incomunicación, ceguera hacia el otro, y a una protagonista que, teniendo que vivir en ella, comienza a aquejarse de síntomas respiratorios que le llevan a buscar refugio en  una comunidad de personas hastiadas de la vida contemporánea. Es por su cuerpo como se aparta del aire que infecta a la sociedad y puede encontrarse recluyéndose en ella misma. ¿Qué nos queda cuando te han despojado de todo? Película muy recomendable.


jueves, 10 de agosto de 2023

Me mirara de verdad

Allí todos tenían que hacer un papel ultimando el preestreno. Pero ella tenía que llevarlos a todos, y nos había confesado un secreto: su terrible enfermedad. ¿Pero era cierta? ¿Eran esas marcas el comienzo de algo irreversible? Tenía que preguntarle, y hacerle ver que también lo sabía. Y que estaría siempre con ella, que no se preocupara, y que iría todo bien. Pero temía que se fuera sin poder hablar con ella y sin que advirtiese mi presencia. Tenía que decírselo pero los críos entraban constantemente, y molestaban, y ella era algo esquiva, quizá temerosa de que me abalanzara. Al final se lo decía, en aquel cuarto oscuro, lleno de luces y bullicio. 

Le daba la mano como hace el amigo, con la esperanza de que lo entendiera y me mirara por fin a los ojos. Y me mirara de verdad.

Sueño de julio



lunes, 7 de agosto de 2023

Cambiar en luz y en llama

Impresionante la narración que hace mi hermano de su gesta-vuelta a Alemania, y que de alguna manera me han evocado estas palabras de Nietzsche de La gaya ciencia: «no somos ranas pensantes, ni tampoco aparatos de objetivar y registrar, con frías entrañas. Hemos de alumbrar constantemente nuestros pensamientos con nuestro dolor y darles maternalmente cuanto poseemos de sangre, corazón fuego, placer, pasión, tormento, conciencia, suerte y destino. Vida significa para nosotros todo cuanto somos, cambiar continuamente en luz y en llama».



domingo, 6 de agosto de 2023

Así éramos en los noventa


Así éramos en los noventa, y en los pueblos, todos bien juntos, abrazados, despreocupados, sin pensar muy bien lo que vendría porque era el día siguiente lo que importaba. Venía Bonanza, una orquesta del verano que llenaría las carreteras y las barras, con aquellas birras y cubatas, y bocadillos de casa de tortilla de patata. Y las cinco de nuevo, con esos amaneceres ya sin bocadillo y el último cigarrillo. Otros tiempos.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Libros con cuerpo

El verano siempre nos regala libros que nos sacan de nosotros mismos y, temporalmente, vivimos la vida de otros y respiramos el aire de otros. Se trata de libros que luego te acompañan también en las noches de invierno, ahí, en pleno bosque, cuando acalla el murmullo de las preocupaciones y quedas bajo el abrigo de la manta. Son libros que se convierten en libros amigos, que de repente ya no se los dejas a nadie, o a casi nadie, no se vayan a perder, para siempre. Son libros que adquieren cuerpo, peso, concreción, y necesitas volver a ellos respirándolos por temor a que ya no huelan. Este verano, como tantos otros, me ha traído a Tanizaki, El elogio de la sombra. Una maravilla que ya alumbra lo que llamo vivir entre niebla, retirado de ese electricismo en el que el hombre occidental se haya instalado. Vivir la luz, y las sombras, es también una forma de estar y de hacer mundo.



"En aquella ocasión, me había propuesto botar una pequeña embarcación en el estanque del templo de Suma. Invité a un grupo de personas y dispuse también que llevásemos la cena en las tradicionales cajitas apiladas. Cuando llegamos al lugar, comprobamos que las orillas del estanque estaban engalanadas con luces eléctricas de todos los colores. La luna estaba en su sitio, pero era como si no estuviera. Cosas así ocurren continuamente. Por lo visto, en los últimos tiempos la luz eléctrica nos ha entumecido los sentidos y nos ha convertido, curiosamente, en personas insensibles a las inconveniencias que se derivan del exceso de iluminación".

domingo, 30 de julio de 2023

Saber mirar

Hay quienes saben mirar el pájaro, la nube, los lirios en el campo. De ellos se dice que viven despreocupadamente, como los niños en las noches de verano o las ancianas cosiendo sobre su silla de madera en la calle de enfrente. La despreocupación -piensa el necio- es signo de inconsciencia e irresponsabilidad. Todo lo contrario, es puente de sabiduría y de libertad.



Quien sabe mirar, al cielo, dentro de uno mismo, sabe que no está solo, que no importa demasiado lo que le importa, que hay mucho más fuera de lo que puede imaginar, y el día le traerá lo que necesite. Quien vive mirando fuera es que no está solo.

viernes, 28 de julio de 2023

En movimiento

En movimiento. Así se vive. En movimiento hacia alguna especie de meta, aunque luego no resulte ser la que esperábamos o más queríamos. ¿Importaba mucho después de habernos movido? En movimiento hacia ninguna parte. Hacia la indefinición, diríamos. Hacia eso que nos vacía por dentro pero que, al mismo tiempo, nos abre a nuevos caminos. La cosa es estar siempre en movimiento. Así es como debió nacer la vida, y el pensamiento, y la consciencia. Así es como siguen quienes siguen viviendo:

"Hay una imagen bastante simple -y muy sugerente- que he oído a veces. Cuando un músculo muy entrenado no se ejercita durante un cierto período de tiempo, diversos ácidos, un tipo de toxicidad venenosa, se acumula realmente en las fibras. Todo empieza a doler, a descomponerse, a atormentar al cuerpo. Uno tiene que moverse, tiene que usarlo de nuevo". (George Steiner, Nostalgia del absoluto)

lunes, 10 de julio de 2023

Paradigma Berlusconi

Una educación que permanece ciega a los deseos y pasiones de quienes la reciben es una educación condenada a reproducir las mismas inercias y vicios que, en principio, ella pretende combatir. La educación debe servir a la sociedad pero sin amoldarse a ella, manteniendo su poder diferenciador y cultivando todas las esferas del ser humano. Muy ilustrador en este sentido el artículo que nos regala el profesor y filósofo amigo Miguel Ángel Velasco, y que titula El paradigma Berlusconi


Entrelínea

Cuando se dice en tono de reproche de la filosofía que es un saber inútil, o incluso cuando se dice que, debido a su inutilidad, es un saber bueno y necesario, se está traicionando a la condición humana. Decir de la filosofía que vale porque es útil o inútil es no considerar la naturaleza pensante del ser humano. La filosofía, como la escritura, acompaña aunque no valiera nada.




“Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba (…) Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible. Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra” (Notas sobre el arte de escribir, Clarice Lispector)

domingo, 9 de julio de 2023

Tocad

Hay un materialismo que aboga por la idea de que la esencia de todo es la materia, o lo material. Desde este punto de vista, se niega la existencia de todo aquello que no sea susceptible de ser reducido a procesos o entidades cuantificables y calculables por la ciencia física. El materialismo, así entendido, niega cualquier forma de trascendencia, salvo aquella que lleve a postular una realidad algo misteriosa llamada materia.

Sin embargo, hay otro sentido del materialismo que nos parece más interesante y oportuno recuperar, especialmente en la era del imperialismo digital. Se trata de un materialismo mucho más concreto, que apela a lo concreto. Es el materialismo de las manos que toman y tocan; el de los olores que sentimos y el de los colores que vemos fuera de las pantallas. Es el materialismo que invita al cuidado y a ese sentimiento extraordinario por el que nos hacemos y sentimos próximos a los demás:




“El materialismo del que andamos faltos no es teórico –casi contradictorio en sus términos-, sino el más concreto y, por tanto, el más verdadero de todos. Si no lo recuperamos, entonces la era digital sí será, sobre todo, la era de la evasión, el opio renovado para el pueblo. En forma imperativa se podría decir: «Por favor, tocad tanto como podáis». Tocad la tierra, los troncos de los árboles, las piedras, la fruta, los cuerpos deseados…, acariciad el aire y abrazad a los hijos y agarrad las mantas y haceos la comida. Tal vez Heráclito, cerca del fuego, aprovechase para cocer un par de sardinas y tostar una rebanada de pan; el placer del primer mordisco venía precedido por el olor que el pescado desprendía desde las brasas. Éste es el auténtico materialismo de las cosas”. (Josep Maria Esquirol, La resistencia íntima)

sábado, 8 de julio de 2023

La guitarra

De mi amigo Rubén Figaredo nos llega esta fotografía, maravillosa, diciéndonos que toda la música del mundo está aquí, esperando ser liberada por unas manos. La música venida y la que está por venir, la visible y la invisible.



¿Y cómo lo finito puede contener lo infinito? ¿Cómo lo apresable puede generar lo inapresable? Misterios.

Ceguera

Como si fuera la noche de san Juan o el día de año nuevo, al comienzo de cada verano suelo ver o leer algo relacionado con el hundimiento del Titanic, un acontecimiento que aterra y fascina a pesar de los años y de las reinterpretaciones que van sucediéndose. En esta ocasión ha sido el documental "Misterios del Titanic", dirigido por James Cameron, el que ha reabierto nuevas ideas relacionadas con el asunto, y que confrontan con las ya manidas sobre la visión clasista de la época y las desigualdades sociales que en el barco quedan bien representadas. En un momento se dice que, aun manteniendo la calma y habiendo botes salvavidas para todos, no hubiera dado tiempo a descender todas las barcas y hubiera sido imposible un salvamento escalonado en el poco tiempo que tardó en hundirse el gigante. La fatalidad había llegado y la desesperanza –en los momentos finales- tuvo que ser el estado normal.

 


De pronto se descubre que no sabemos avanzar, que no hay brújula que valga, que no hay dirección que seguir. Y que todos estamos en las mismas. ¿Para qué ejercitarse –nuestros músculos, nuestro intelecto, nuestro sentido de la orientación- estando en la catástrofe? ¿Para qué entrenarse si no sabemos hacia dónde correr? Esta experiencia –figurada o vivida- enseña que hay algo que nunca llegaremos a asimilar, y por eso sentimos miedo, y nos sentimos solos, e iguales, los unos con los otros, juntos en el entramado humano. Es una experiencia –la de nuestra ceguera esencial- que acontece en situaciones como la catástrofe colectiva del hundimiento del Titanic, cuando las diferencias se borran y se descubre que no hay «poder en sí». No hay artefacto ni inteligencia que nos puedan sacar de ahí. No hay privilegios ni privilegiados. Estamos todos en las mismas y abocados a no poder ver, a no poder ser más.

viernes, 7 de julio de 2023

Noches de luz

Y esa luz de sentido, al mismo tiempo, alumbrará a los demás, quizá para acercarse a ella, y vivirla juntos, reunidos. Viviendo entre niebla es lo que funciona. Una luz cándida a lo lejos. Una luz que acaricia, y nos abriga, de sentido. Una luz que nos recuerda que no estamos solos, porque hay quienes se han acercado a ella, a refugiarse en su calor nada abrasador. Vivir a la intemperie es estar sobre la tierra y bajo el cielo. ¿O acaso alguien puede volar hacia lo profundo o caer a las nubes? La vida es cura y cuidado. El cuidado, como el tacto, tiene esa preciosa cualidad de generar amistad: tocar es ser tocado, cuidar es ser cuidado.



“El plato en la mesa, el aceite y el pan. La mesa servida, la olla humeando y los vasos empañados por el vapor del caldo. ¿Qué es lo que aleja esta imagen cotidiana de la experiencia nihilista? ¿Por qué no se aviene con los escenarios del vacío y del absurdo? ¿Con qué la asociamos? ¿Hacia dónde nos conduce? El plato en la mesa, con lo que se cocina –o se solía cocinar- en casa; nada sibarita ni sofisticado. Asociamos la imagen, sobre todo, con el cuidado que supone cocinar para los demás, la compañía y el amparo casero. También, naturalmente, con el placer de comer. Y con la memoria de los «elementos». El aceite para aliñar evoca el olivo y la tierra firme donde se enraíza y el cielo luminoso hacia donde se eleva; el fruto maduro, los trabajos de recolección y el prensado de la almazara. También el pan nos descubre el cielo y la tierra, los vastos campos de trigo lindantes con el azul, pero enseguida nos lleva de nuevo hacia lo más primordial: los demás”. (Josep Maria Esquirol, La resistencia íntima)

lunes, 3 de julio de 2023

Ascenso y caída

Cuando se habla de los mitos se obvia el aspecto esencial que a todos reúne, y que se relaciona con el hecho de que, por encima de todo, son manifestaciones vitales, expresión de una vitalidad apenas visible en la existencia zombi y automatizada del hombre contemporáneo. Los mitos son relatos explicativos del pasado, sí, pero también, y fundamentalmente, signos de que seguimos vivos, anhelando lo que nuestros padres siendo niños no nos lograron aclarar, buscando respuestas a preguntas cuya formulación es a veces la respuesta, incorporando a nuestras ajetreadas vidas el Gran misterio, aunque sea para decirnos que lo necesitamos contar y escuchar:

“¿Por qué la historia de Adán y Eva, que solo ocupa una página y media más o menos de las 1.078 de la edición moderna de la Biblia del rey Jacobo que tengo encima de mi escritorio, funciona tan estupendamente y con tanta facilidad? La escuchamos por primera vez cuando tenemos unos cinco o seis años y ya no la olvidamos nunca. La viñeta más tosca y esquemática la evoca sin más, quizá no en todos sus detalles, pero sí en sus rasgos esenciales más básicos. Hay algo en la estructura de esta narración que se le queda pegado a uno; literalmente es casi inolvidable”. (Stephen Greenblatt)