Esta
pandemia ha hecho de la celebración fin, motivo, valor en sí. Ahora cuando nos
juntamos, y nos sentimos más cerca de los otros, celebramos también el hecho de
estarlo. Estar juntos, ni más ni menos. Los unos con los otros. Lo que antes
podía ser medio, excusa, compromiso, ahora es fin, culminación, virtud. ¿Para
qué hacer otra cosa si ya estamos juntos? ¿Para qué hablar, o empeñarnos, o
conquistar, si ya nos podemos mirar, y sonreír? ¿Para qué ese empeño de verdad si lo que hay es honestidad? ¿Para que la
palabra, y la poesía, y la metafísica, si hay fuego donde juntarnos?
¿Y mirar tan lejos cuando sólo un paso
podemos dar?