domingo, 17 de noviembre de 2024

Vendré tras de ti

Cuando un alumno te abre sus cuadernos descubres que hay que seguir estando cerca de ellos, de sus palabras, de sus sentires. De otra manera, la educación se desvanece en mera charlatanería y malabarismo intelectual.


Cuando te vea,

te demostraré que pude.

No podrás ni usar tu lengua,

te quedarás en 'mute';


En ese momento recuerda,

que te habré matado sin cuerda.

Tus memorias solo residirán en mí,

tú, no volverás a vivir.

En ese momento entenderás,

que tan solo soy una mejor versión de ti.

 

Soy tú, pero con más fuerza,

esto es una nueva era,

tu serás mi luna nueva.

Eres el pasado que recordaré sin pena.



Laura Serban,

28 de junio de 2024

viernes, 8 de noviembre de 2024

Tarde

Comparto este hermoso poema que escribe mi padre, sobre los restos de día que el agua se lleva, sobre ese fondo de luz que dio origen a que las cosas pasaran, y a que no pudieran suceder.

 


A la tarde los basureros disparan las mangueras y el agua arrastra los restos del día:

una colilla con un beso de carmín que sabe a fresa

un pañuelo con lágrimas secretas

lágrimas que si se hubieran mirado de cerca hubieran revelado la clave del mundo

las pisadas de un niño que empezó a caminar y a morder fuerte en el empeño

unas palabras que alguien escribió para aprendérselas antes de la primera vez

unas gafas dejadas a posta en un charco de uno que iba a morir esa noche

una servilleta con un poema triste que hablaba de nubes y dolor y que decía:

las nubes llorarán sobre nosotros

porque aunque allí todavía estamos

ya no estaremos nunca

el papel de un caramelo que sabía a gloria

 

La plaza está ya limpia

Han forrado el mundo con papel azul y han pegado una etiqueta con el nombre de un niño

asustado el primer día.

(Miguel Porcel, 5 de noviembre)

 

viernes, 1 de noviembre de 2024

Todo eso eres tú

Cuando la noche me deja dormir y no espero nada del día siguiente, cuando ya no importa que dos más dos sean cuatro y el reloj dé la hora de levantarse, cuando llega el día en que hay magdalenas para desayunar y me acerco a ellas pensando en el café. Cuando perdí la clase de aritmética y me escondí en el desván para leer a Aristóteles, o sencillamente mirar el cielo abierto que en sus libros describía, a mi edad. Cuando los días parecen iguales porque entro a las mismas clases y me encuentro a ese compañero que apenas me da los buenos días. Cuando alguien mira atrás, y se pregunta si no ha errado de profesión, o sus pasos ya no pesan como el día que la emprendió. Cuando un adolescente se acerca porque quiere una foto contigo, y le pide a un desconocido que use su móvil para posar juntos de la mano. Cuando un profesor pasa noches en vela montando luces y escenarios que a otros despertará, y alguien se ve barriendo solo la última de las esquinas. Cuando la luz del mismo día cambia de color, y alguien tartamudea porque ve más que los demás. Cuando te viste con ella buscando el móvil que alguien perdió, o procurando apagar un incendio con un viejo extintor. Cuando alguien te abraza, y vuelves la mirada para ver que todo eso eres tú.