viernes, 3 de diciembre de 2021

Sentimientos compañeros

Hay quienes por encontrarse cerca de la génesis saben decir lo que otros solo oyen. Es la escucha de quienes viven próximos a la hoguera, al otro lado de la valla, en el regocijo del primer fuego.

Estas palabras las escribe Arianna de Arcos, alumna del IES Miralbueno de 1º de Bachillerato, y nos invita a su lectura:

“El amor es ese sentimiento que tarde o temprano a todo el mundo le llega, es ese todo y ese tan poco que esperamos de otras personas. El amor es resultado de ese encuentro con aquella otra persona que te complementa. Su otra mitad. Hay personas que darían su propia vida por la otra persona, por amor. Cuando encuentras a alguien que te llena de verdad, que te aprecia, valora, entiende de verdad, no quieres que se vaya, por lo que haces cosas por cuidar y mantener en pie ese amor, ya sea con cartas avivando el amor, o pequeños detalles.



El amor es ese sentimiento maravilloso y esencial en nuestra vida, pero no sólo es eso, no sólo es amor, sino que es preocupación, tristeza, paz, alegría… es decir, el amor es sentimiento puro que a medida que pasa el tiempo se vuelve mezcla de diferentes sentimientos. Los celos, la tristeza, el miedo, son ejemplos de ello. Hay varios tipos de amor: no sólo el de pareja, sino el amor propio, el amor hacia otras personas, como familiares o los propios amigos. El amor es ese sentimiento que nos acompaña siempre, aunque se transmita en diferentes etapas y facetas de nuestra vida."

Arianna de Arcos Hernández

Gestos compañeros

mis compañeros,
 
Las aventuras de un centro escolar son sólo narrables por el tiempo del día a día, con sus colores, sus sabores y sus soles: el del día y el de la tarde. También con sus lunas, que siempre hay algún papel que queda extraviado a la espera del siguiente. Papeles solitarios que a veces vuela el viento y quedan en el tejado. Quizá hasta que otra generación lo recoja. Papel amarillento, que el tiempo no borra.

Así de venturosos son los días de Miralbueno, acompañados de luz y de sombras. ¿Qué soledades se respiran que hacen al joven profesor escribir sobre el acompañamiento? ¿Cuál es la ventana que ha quedado entreabierta que hace salir el calor de debajo de las piernas? ¿Qué ruido tan molesto es ése que se oye a alguien llorar al otro lado? ¿Qué hemos hecho mal que hemos dejado a alguien solo?

Son tantas las ocasiones por las que se pierde el gesto, sencillo y a un tiempo sublime, de acompañar y ser acompañado. Tantas las veces que nos olvidamos de la palabra amable a quien nos mira. Tantas las voces cercanas que se nos fueron con tanto panel y pantalla. Tantas las veces que no corremos tras alguien para decirle que estamos ahí. Estamos aquí, juntos. ¿O no ves que también el Sol es nuestro?

También al profesor de guardia, que exhausto llega tarde. Y al compañero remolón de departamento, que no mira los correos pero nos informa de lo que quiere. Y al vecino de detrás traduciendo nuestras gestas deportivas, o al colega que no pierde ocasión para el Pincho de tortilla. Y al rancio, que no suelta un duro, aunque le pagues cien. Y al decaído, y al derrotista, incluso al nihilista, que erótico de él ya sólo piensa en los Viernes. Y al que está de baja, que mereciendo descanso es molestado. Y a quien se encierra en su despacho, que una avispa se empeña en entrar. Y al pesado, y al aburrido, y al chismoso. Al que cojea y al que corre veloz. Y al que tropieza, se disfraza y se enfada. A todos ellos, pero especialmente a ellos

¿Qué hemos hecho que no estáis acompañados?