Enlazo aquí un post que aparece en los blogs Deseducativos y Antes de las cenizas que por su contundencia y acierto merece que los docentes de este país lo tengamos en cuenta. Me parece que el artículo es de especial interés en este tiempo en el que la labor docente sigue perdiendo reconocimiento social, máxime cuando el gobierno aplica reducciones en los sueldos de los maestros y profesores de hasta 175 euros, como en el caso de la Comunidad de Murcia.
jueves, 23 de diciembre de 2010
miércoles, 15 de diciembre de 2010
¿Qué se está haciendo con la filosofía?
No parece que podamos prescindir de la ética, entendida en su sentido más amplio como el saber acerca de los fines que debemos seguir. En cualquier ámbito en el que nos movamos necesitamos contar con un sistema de normas que oriente nuestra acción: el político necesita de unas metas, supuestamente valiosas, hacia los cuales orientar a los ciudadanos, el científico también cuenta con unas directrices metodológicas que le orientan en su quehacer, incluso el artista precisa de una serie de reglas para desarrollar su creatividad. También los ciudadanos estiman unos valores sobre otros y ello hace que sus vidas adquieran una dirección u otra. Ahora bien, como advierte Nietzsche, los valores no deben ser rígidos, inamovibles y estancos, sino flexibles y dinámicos. De hecho, la historia se nutre de la transmutación de los valores. ¿Pero quién se ocupa de asentar los nuevos ideales o de examinar la viablidad de los vigentes? La filosofía parece que ya no.
La filosofía, reducida como hoy está a una mera transmisión de la ideología y los valores imperantes, no puede acometer su labor crítica y fundamentadora que siempre le ha correspondido. Y es que no se debe filosofar desde la presunción de que determinado ideal es el que debemos seguir, sino desde la sospecha de que efectivamente lo sea. La filosofía ha de ocuparse de revisar continuamente la viabilidad de los fines regulativos y no de transmitirlos sin más, como invita a hacerlo la propaganda ideológica pseudofilosófica cada vez mejor instalada en las instituciones educativas. No hay que olvidar, a pesar de lo que actualmente se está haciendo con la filosofía, que la fundamentación filosófica subyace y conduce el conocimiento en todo momento, incluso el que creemos más obsoleto o falso. La filosofía está siempre ahí, como el corazón del que no somos conscientes pero que actúa en todo momento y hace vivir al organismo. La filosofía es el corazón de la ciencia y es preciso que tomemos conciencia del papel que de hecho ejerce en el conjunto del conocimiento y así podamos retomar la auténtica labor filosófica.
lunes, 6 de diciembre de 2010
El mundo que no tiene principio ni fin
No es la capacidad de afrontar problemas lo que decide la idionsincrasia filosófica de una persona o de una cultura, sino la capacidad para plantear cuestiones y afanarse en afrontarlas. Alguien con un talento enorme para la resolución de problemas filosóficos no llegaría a ser jamás un filósofo, ni pequeño ni grande, si no se planteara desde su intimidad algunas cuestiones y se involucrara sentimentalmente en su solución. ¿Pero quién no se ha planteado en algún momento de su vida preguntas como qué es el mundo, qué es la verdad, podemos llegar a demostrar la verdad de cualquier teoría, existe el progreso científico, y el progreso moral? Todos o casi todos alguna vez nos hemos planteado este tipo de preguntas filosóficas, y sin embargo pocos pueden presumir de ser filósofos.
Y es que el filósofo, si quiere arrojar algo de luz acerca a tales problemas, debe acometer otro tipo de cuestiones, más particulares y secundarias, pero igualmente relevantes. En efecto, enseguida decide adentrarse en las obras de los filósofos más grandes, confiado de que éstos le resuelvan aquellos problemas fundamentales que originariamente se planteó, le sobrevienen inevitablemnete nuevas preguntas como ¿a qué se refiere Parménides con el término 'ser'?, ¿qué significa falsar una teoría?, ¿cómo actúa esa realidad metahistórica de la que hablan los marxistas en la historia?, ¿tienen razón sus detractores?... La tarea no es baladí, pues supone la apertura a los textos y a las ideas, a las proposiciones y a los argumentos, a ese mundo que Popper define como el mundo tres y que Borges representa con un libro que no tiene principio ni fin. Supone la apertura a la filosofía.
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