domingo, 29 de octubre de 2023

El anciano de la aldea de los molinos de agua

Decía Hitchcock que podría llegar el momento en el que los pájaros se rebelasen contra los intentos de enjaulamiento humanos y acabasen con la idea misma de civilización. Lo decía seguramente movido por un sentimiento de fascinación por las criaturas que nos concede la naturaleza, a veces eclipsado por la ilusión de velocidad y poder de quien se cree dueño de lo que en realidad es siervo. Ayer, viendo al viejo Kurosawa, recordé estas palabras de "la aldea de los molinos de agua":


                                        Fotografía tomada por Clara Marta


“Lo único que nosotros pretendemos es llevar una vida natural tal y como solía hacer la gente antes. Hoy día los seres humanos olvidan que también ellos forman parte de la naturaleza, y que a ella le deben su existencia, pero la gente suele tratarla negligentemente creyendo que son capaces de crear algo mucho mejor, especialmente los científicos. Puede que intelectualmente estén bien preparados, pero lo malo de ellos es que muchos ignoran el verdadero significado de la naturaleza, y esos son los que se sienten orgullosos inventando cosas que solo acarrearán tragedias a los seres humanos. Y lo que todavía es mucho peor: La mayoría de la gente suele conceder un gran valor a todos esos inventos absurdos, y como si de milagro se tratara los adoran. Ellos no saben que esas cosas arruinan la naturaleza y consecuentemente se están destruyendo a sí mismos. Las cosas más importantes para los seres humanos son el aire puro y el agua pura. Los árboles y las plantas nos proporcionan ambas cosas, pero absurdamente la gente continúa contaminándolas a su antojo. El aire y el agua contaminados contaminan incluso la mente de los seres humanos.” (Akira Kurosawa)

viernes, 27 de octubre de 2023

Cegueras

Es una delicia escuchar a quienes con la edad de catorce años se introducen en la Filosofía, me refiero a los alumnos de la nueva asignatura de "Iniciación a la Filosofía", de dos horas a la semana, música celestial en medio del tumulto y la cháchara diarias. Ahí los alumnos se despegan de sus miedos y, como son pocos, con eso de que han sentido curiosidad por saber qué significa la palabra "Filosofía", también de su timidez, y rompen el hielo, a pesar de que el corazón les palpita hasta que ya no aguantan más y asaltan el silencio. Ahí se expresan, sí, y lo hacemos juntos, a partir de cuentos de los hermanos Grimm, de fábulas y cuentos de Esopo, de mitos clásicos, desafíos y dilemas varios que, no sé si suenan a situaciones de aprendizaje, pero les pone en camino del pensamiento. Hoy, especialmente, me ha sorprendido la agudeza de sus comentarios, primero, sobre las cegueras del yo, a raíz de un lobo que, creyéndose león, olvida su condición, y que han derivado en algunas ideas sobre el origen del egoísmo y de por qué nos inclinamos a cuidar lo nuestro antes de atender al prójimo.


domingo, 22 de octubre de 2023

Ir a tientas

Ir a tientas significa no querer –o no tener- todo aquí y ahora. Ir a tientas significa saber esperar, entender que puedes conducirte al abismo, o a tener que caminar tendido de un hilo, o a permanecer parado durante un tiempo hasta que el camino vuelva a ser transitable. Ir a tientas supone asumir que la vida no depende solo del esfuerzo, el tesón y la determinación, porque en cualquier momento puedes dar un mal paso o despeñarse una roca no dándote paso. Ir a tientas supone aceptar que la vida es riesgo, y que no triunfa quien tiene éxito sino quien ha emprendido el camino sabiendo que la vida es riesgo. Ir a tientas significa dejar de querer todo aquí y ahora, y no llorar para que acudan a consolar tu llanto o a contentar tu capricho. Ir a tientas significa empezar a marchar, en lugar de querer que se disipe la niebla. ¿Por qué se iba a disipar si nos envuelve y asimila? ¿Y por qué tendría que querer que la niebla se disipase? ¿No es mejor hacer casa, y poner la lumbre, y esperar a que llamen a mi puerta?


viernes, 13 de octubre de 2023

A mi madre

Madres hay solo una, pero que lleguen como la primera vez, solo ella.

                                 De arriba abajo: Jaca, Aínsa, estadium Panathinaikon de Atenas.
 

jueves, 12 de octubre de 2023

Iniciación a los hermanos Grimm

Es una verdadera delicia adentrarme en la filosofía de los relatos clásicos como los que nos cuentan los hermanos Grimm, como este de La bella durmiente, que tanto ha despertado a mis alumnos de 3ºEso de Iniciación a la Filosofía. Les escuchaba, a ellos, que me contaban que la historia de la bella durmiente es la historia de un abandono, que se consuma en el momento en que ella, quedándose sola en palacio, ve la llave de la última habitación, y aun viéndola oxidada, oscura, olvidada, decide abrirla y entrar. ¿Cómo describe el huso fatídico sino como “cosa graciosa que salta alegremente”? A la bella le faltan palabras, cautela, cuidado, precaución, atención, todo aquello que le hubiera librado de la tentación de subir, y de pincharse en el dedo. Se encuentra como la Eva tentada por la serpiente. ¿En virtud de qué conocimiento hubiera podido advertir el mal en el gesto del animal parlante? ¿Qué tipo de escudo la hubiera podido salvar cuando solo podía guiarse por la belleza de los colores y de los olores?




La historia de la bella –me enseñan mis alumnos- es la historia de alguien que se sirve de la ignorancia para llevar a cabo el mal, y es la historia de cómo el mal entra en el mundo conforme pierde terreno el amor. Es la historia de una niña que crece solitaria, y se hace mayor, a la que le ha sido negada el secreto de la verdad, y del conocimiento. ¿Por qué no se me dijo que había una palabra tabú? ¿Por qué no se me dijo que había algo que debía saber? ¿Por qué esa doble negación: la de no saber, y la de no saber que debía saber? La historia de la bella es, también, la historia de unos padres torpes, ingenuos, que pretenden acabar con el arte de la costura no dándose cuenta que este no depende de lo material ni de la cantidad. ¿O podría acabarse con la poesía quemando el papel del reino?

viernes, 6 de octubre de 2023

Septiembre

Cuando uno entra con cada curso escolar en un centro educativo ha de saber que la experiencia le llevará por senderos jamás esperados. Puede ser la intervención singular de una alumna, que de pronto desbarata todo lo que habías pensado acerca de asuntos como la naturaleza de la felicidad o el misterio que envuelve a la Gran Explosión; puede ser un agradecimiento inesperado de un compañero, que de pronto se vuelve y pregunta por una circunstancia que creías olvidada; o la mano de otro que, invisible ella, te conduce hasta el aula cuando aguardan ahí los alumnos amontonados. Puede ser un pan recién horneado, que altruistamente alegra la tarde de los viernes, o un audio taciturno de un compañero que busca algo de auxilio en la multitud. Un suspiro de no llegar a tiempo, exhausto él, que deja el pasillo solitario antes de que el timbre ya solo deje palabras de vocación y enseñanza. O puede ser un desahogo, o dos, o tres, en el café de los descansos buscados; o unas risas mientras resuena el fin de semana de los lunes. Y un corazón delator ante un claustro inesperado.



Puede ser, también, el compromiso que a todos rodea, y envuelve, y golpea, a unos más fuerte que a otros, y nos recuerda que el trabajo de unos volverá sobre el de otros, quizá, hasta hacernos más próximos.

Mes de los inicios, mes atropellado. Septiembre.