Buscando el aula donde recibiría mis clases, me encuentro sentado bajo un árbol a un sabio profesor que me para y pregunta:
- Joven, ¿qué es lo que le inquieta?
- He llegado a la conclusión de que no hay hombre para el que el Universo no sea demasiado.
- En eso lleva razón.
- Desde los comienzos hemos tratado de apresarlo, y por eso no topamos más que con el fracaso de nuestras construcciones. Habría, más bien, que dejarlo en paz, porque ante la bestia no tenemos más que telas de araña.
- De vez en cuando, conviene asomarse al abismo.
Sueño de la Noche del 1 de Septiembre