El relativismo de Nietzsche, como todo relativismo, mostraba sus contradicciones; "la verdad no es cuestión de correspondencia con la realidad", decía, pero para afirmar esa falta de correspondencia era necesario conocer cómo era verdaderamente la realidad. Precisamente, Nietzsche había negado que la realidad pudiera ser conocida y, por tanto, caía en la falacia de la inconsecuencia autorreferencial: la consecuencia basada en una premisa que se ha comenzado por negar.
Incurría, también, en la autocontradicción típica del relativismo: si todo fuera relativo, ni no hubiera más que interpretación, entonces también la teoría de la voluntad de poder, como lo sugiere Vattimo, sería tan sólo una teoría entre otras, una interpretación relativa, sin ninguna validez objetiva.
Juan José Sebreli, El olvido de la razón