martes, 30 de enero de 2024

“Paz”, una palabra sencilla de decir

Qué palabras tan sentidas y necesarias las que se han escuchado esta mañana en nuestro patio de recreo, con motivo de este día dedicado a la Paz. La paz es construcción, compromiso, solidaridad, labor compartida. Muchas gracias a todos por estar ahí, y a vosotras, por poner vuestro corazón y vuestra voz:




“Paz”; una palabra y tres letras. Sencilla, ¿verdad?

Bueno, tengo una expresión un poco más complicada: “fe en la causa”, cuatro palabras y once letras, cuyo significado lo quiero ahora compartir con vosotros:

Tenía poco más de cuatro años cuando mi madre me leyó y explicó esta expresión que vi en el uniforme militar de mi padre. Ella tiene un significado bastante evidente: ‘tener fe en la causa que vemos lograr’, ‘tener fe en que lo podemos conseguir’. Desde que la escuché me pareció una expresión fascinante y encantadora, una de esas frases que dejan huella en tu alma y sabes que te acompañarán siempre. Y es que esas palabras escondían un significado muy especial que ya entonces me decía muchas cosas, aunque fuera difícil ponerle nombre. Y aunque está dirigida al mundo en general, porque sé que todos tenemos una causa común, la paz es uno de esos horizontes que no a todos perece posible alcanzar. ¿Llegaremos algún día a ese estado de «paz perpetua» con el que los filósofos ilustrados tanto soñaron? ¿Caminaremos hacia él hasta mirarlo de frente como hacen los hombres y mujeres de bien? ¿Tomaremos algún día la determinación de pensar verdaderamente en la paz? ¿O seguiremos viendo pasar bombas y estallar ciudades en muchos de nuestros países vecinos?

Yo creo que lo único imposible es lo que no se intenta jamás, y aquí es donde os animo a todos para intentarlo. Os invito a acabar con esas guerras que carecen de sentido y parecen nunca cesar. Os invito a mirar el mundo dejando de lado las diferencias inexistentes, y a mirarlo para que baje sus fusiles y pistolas, y acabe con sus siglos y siglos llenos de odio, llanto, desesperanza, abusos e inseguridad. Os llamo a mirar juntos el cielo, y a preguntarnos si no hay algo más valioso para poder cantarlo en paz. Os propongo seguir juntos pensando que un mundo mejor es posible, y que creáis que en nuestra mano está cambiarlo. Os animo a que os sintáis parte del mundo y creáis que podéis hacer de él un lugar lleno de paz y sentido.

Ante las crisis sociales y humanitarias que estamos viviendo en el mundo, la cultura de la paz es, ahora más que nunca, un gran desafío y una gran responsabilidad de todos y de todas, pues la paz se logra con acuerdos políticos y económicos justos y equitativos, pero también con el compromiso unánime y constante de quienes integramos las sociedades. Quienes compartimos una visión de paz positiva, pensamos que la paz es mucho más que la ausencia de guerras y conflictos armados, y la asociamos a valores tan fundamentales como la igualdad, la justicia y la sostenibilidad. Empecemos a tener fe en la causa, en la paz, a creer que de verdad podemos acabar con tanto dolor, porque aunque una sola persona no llega nunca a formar siquiera un coro, todos unidos podemos hacer una orquesta que nos reúna y dé la mano. Unamos nuestras fuerzas y empecemos a intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo. Aunemos nuestros esfuerzos hacia ese fin noble que es la paz. ¿O no merece la pena que sigamos intentándolo?

Llegados hasta aquí, os invito nuevamente a tener ‘fe en la causa’, en la paz.


Anni, Alicia, Natalia, Marina y Paula (alumnas de 1º de Bachillerato)

viernes, 19 de enero de 2024

Luz azul

¿Alguien en la mañana de hoy podría imaginarse a un instituto disfrazado de azul? Y de nieve, con sus luces, y su manto, y sus faros, y la belleza de sus porches metálicos. ¿Quién anda ahí que ya no eres tú? Esta fotografía que nos regala una compañera nos recuerda que la vida es cambio, devenir, aventura constante, como vuestra Olimpiada. Lo que ayer parecía una cosa hoy puede ser otra. Y así sucesivamente. Pero fijaos en la luz, azul, bella, de letras luminosas, y porches huérfanos, que nos recuerda que hay belleza incluso en los lugares más cotidianos y monótonos, también en las pisadas cubiertas de nieve, allí donde las fortalezas se hacen eternas y nada de fuera puede ensuciar. 



viernes, 5 de enero de 2024

Y así acaba la mañana

Comparto este hermoso poema, de mi padre, que nos devuelve a las cosas y a su realidad. ¿Qué queda después de todo? ¿Qué queda cuando ya pasó el tiempo para perderse y volverse a encontrar? ¿Qué queda cuando el tiempo dicta su destino, que es el de todos y el de ninguno?




Asun me dice a comer

y así acaba la mañana

en el repique blanco de los platos

en el cristal tañido de los vasos que brillan milagrosamente

en el dejarse caer de los cubiertos en la mesa

Llega la tarde y las ventanas de invierno se van poniendo tristes

llega el rezo de los telediarios

mudos y algo polichinelas

el tilín-tilín de los paseos

la vuelta a casa sobre las hojas muertas que duermen en la calle

la sopa buena al albur de las buenas noches

el cerrar los ojos antes del sueño como si probasen la oscuridad

la acogida materna de las sábanas con su olor imborrable a la misma felicidad

el último suspiro cuando una espesa niebla aclara las palabras

que aún quedan sobradas en la boca

otro día perdonada.

 

Miguel Porcel

4/1/24

 

martes, 2 de enero de 2024

Ciudad de misterios

Qué bonita y llena de misterios es Córdoba. Ciudad de paseos, y muros, y flores, con sus verdes y naranjas. Ciudad de poetas y rincones, de filósofos y dorados, con sus plazas, puentes y cielos.







¡Oh excelso muro, oh torres coronadas

De honor, de majestad, de gallardía!

¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,

De arenas nobles, ya que no doradas!

¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,

Que privilegia el cielo y dora el día!

¡Oh siempre gloriosa patria mía,

Tanto por plumas cuanto por espadas!

Si entre aquellas ruinas y despojos

Que enriquece Genil y Dauro baña

Tu memoria no fue alimento mío,

Nunca merezcan mis ausentes ojos

Ver tu muro, tus torres y tu río,

Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!

 

Luis de Góngora.