La técnica exige un hombre visual, y el hombre que
vive en el medio técnico exige que todo pueda visualizarse (…) La perfecta
integración en el sistema técnico sería la de un hombre adaptado al
funcionamiento, fascinado por la creciente facilidad de la vida y divertido y evadido en el reino de las imágenes. (J. M. Esquirol, Los filósofos contemporáneos y la técnica)
Imágenes epidérmicas, translúcidas, que no conducen a ninguna revelación, sino que, más bien, se quedan en la promesa.