Es sabido que el hedonismo defiende que los seres humanos no desean otra cosa que no sea el placer. El placer es para el hedonista ese obscuro objeto de deseo que actúa allí donde el ser humano se ve forzado a elegir entre varias posibilidades. Al respecto, Wittgenstein nos dice que la tesis hedonista es una proposición tautológica, analítica, y, por tanto, carente de interés científico en cuanto que no contiene información alguna sobre el mundo:
Obviamente, no es esta -refiriéndose a la tesis 'los seres humanos no desean otra cosa que no sea el placer'- una proposición empírica. El hedonista no la descubre yendo por ahí y preguntando a la gente qué es lo que quieren; no cuenta con estadísticas a este respecto. Y sin embargo sabe muy bien que la gente quiere todo tipo de cosas. Por lo tanto, no se trata en absoluto de algo así como: 'Todo el mundo quiere tener un automóvil.' Si alguien quiere tener un autómovil, entonces es que quiere obtener placer, y si quiere fumar o escribir una carta, entonces es que quiere obtener placer también. 'Placer' sirve como sinónimo de cualquier cosa que la gente quiera. En otras palabras: es una tautología. Todo el mundo prefiere lo preferible. De modo que el placer es lo deseable, lo preferido (Últimas conversaciones. Ludwig Wittgenstein. Oets Kolk Bouwsma)
Vemos que Wittgenstein piensa que el hedonista usa el término 'placer' como lo que es preferible por todos y en cualquier circunstancia, siendo así la tesis hedonista -'todos los seres humanos desean el placer'- sinónima de la proposición 'todo el mundo prefiere lo preferible'. Es claro que este enunciado no nos informa nada sobre el ser humano ni su naturaleza, de ahí que el filósofo vienés piense que el hedonismo como sistema filosófico deba quedar excluido del corpus científico.