jueves, 26 de abril de 2012

Pseudonecesidades


      Era un vendedor de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.
       - ¿Por qué vendes eso? -preguntó el principito.
      - Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
      - ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
      - Lo que cada uno quiere...

     Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos -pensó el principito- iría poco a poco hacia una fuente...


El pequeño príncipe, Saint-Exupéry

Eros terrenal


Pensaba en mi propia muerte como en una de las grandes bienaventuranzas celestiales, que marcarían el inicio de la eterna noche de bodas. ¡Cómo se rebelan todos contra ella y, sin embargo, qué llena está de buenas intenciones! Empecé a rastrear sus huellas en todos los rostros, descubriendo sus besos en los surcos y arrugas de la vejez. ¡Se me aparecía eternamente renovada! ¡Qué colores tan exquisitos eran los suyos! Sus miradas fulguraban con tal poder de seducción que hasta el más fuerte acababa rindiéndose ante ellas.


La otra parte, Alfred Kubin

martes, 24 de abril de 2012

23 de abril, Día de Aragón


Y ahí están los políticos, una vez más, agitando la bandera a ver cuánta pasta les cae esta vez, manoseándola con sus dedos llenos de pringue, babean, y retozan, sólo les falta echarle un polvo, como en su día hicieran los franquistas con la española, se la cepillaron tantas veces, y con tan poco disimulo, que luego ya nadie la quiso, se les fue la mano.

Los demócratas buscaron y encontraron dentro del ropero sus banderas regionales, tan limpias, tan nuevas, tan higiénicas. Y se dedicaron a lo mismo, pero con más recato, y sólo de vez en cuando la sacan de paseo, generalmente algún día festivo. Los políticos aprovechan estos momentos para reivindicar un poco más de intimidad con su amante, un picadero lejos de las vigilias de la manoseada madre española.

Para estos ladrones la bandera lo es todo. Para mí, Aragón siempre será el obstáculo insalvable hacia el Mediterráneo, un terrible día de calor allá por el mes de julio, la enésima bravuconada en las infinitas noches de amigos y vino, encarnizadas batallas contra el cierzo, cuando este viene de cara, una curva de Cuatro Caminos o una eterna recta esteparia, el insoportable frío bilbilitano, las pausadas nevadas invernales que te recuerdan donde vives, un fratricidio más a cuenta del agua, la victoria milagrosa de París, la rudeza de las gentes de bien, un atracón de cordero y una difícil digestión, fue mi primer beso y será mi último verso.

Samuel.

jueves, 12 de abril de 2012

Sueño de la noche del Viernes Santo


A mi madre, que nunca la dejaré de visitar


Me encontraba paseando por la avenida de Madrid en Zaragoza. Era otro tiempo, futuro. Lo notaba en las casas, los escaparates, la luz. La estética se había vuelto prescindible. Nadie parecía reparar en el proceso de descomposición que corroía las paredes y las aceras. En los escaparates solo se veían luces, destellos, que permitían intuir la existencia de nuevas necesidades para mí desconocidas. No había nada que mostrar. La imagen se había independizado del objeto. A los lados veía escaleras metálicas que no llevaban a ninguna parte. Parecían fragmentos de un pasado remoto. El Sol estaba más cerca, pero no hacía demasiado calor. Era como si hubiese perdido fuerza. Por un momento pensé que el hombre había descubierto el secreto de la gravedad, ahora regulada a su voluntad.

Me dirigía a visitar a mi madre, que ya vivía sola. En el trayecto pensaba lo inhóspita que se había vuelto la ciudad. Tenía ganas de verla. Aprieto el paso.

Sueño de la noche del Viernes Santo.

lunes, 9 de abril de 2012

El secreto mejor guardado del mundo

Podríamos definir la religión como una forma de encubrir o tapar lo oculto, lo misterioso, lo secreto, que irremediablemente convive con lo dado, lo evidente, lo transparente. Estoy convencido de que cualquier fe viva limita el camino hacia el descubrimiento de la condición misteriosa del mundo. Quien responde con "Dios" al misterio del origen del mundo o de su destino ya no atiende al secreto mismo que guarda celosamente el ser. El creyente se queda con su respuesta, únicamente en ella. No hace más que atender a ella, y por ello el misterio le queda velado, oculto tras el manto de su fe o convencimiento. La concepción reduccionista de la naturaleza y del ser humano, por las que éstos quedan reducidos a una serie de procesos físicoquímicos, es otra manera de no advertir el secreto. La ideología reduccionista es otra religión, que se justifica y propaga desde la promesa de que con el tiempo se conocerá todo y no habrá misterio que descifrar, ¡como si lo propio de todo misterio fuera ser descifrado! Propongo que nos limitemos a mirar el mundo, la vida, las estrellas, que nos vaciemos para ello de toda construcción propia o ajena sobre su origen o destino. Esta es la disposición adecuada para comprender la condición misteriosa del ser, su secreto. Esta es mi religión.