sábado, 25 de octubre de 2014

El leivmotiv de la educación

Nadie de los presentes quedó indiferente ante las palabras, bien pronunciadas y medidas, del ponente Don Raúl Fourny de Jorge, que además de profesar se le da bien esto de filosofar y pensar sobre la realidad. O así me lo pareció, después de escuchar su conferencia, analítica en su naturaleza y reflexiva por su fondo. Lo más estimulante de su charla fue comprender la naturaleza creada, más bien, provocada, de una educación que desgraciadamente cada vez más se deja encasillar en el paradigma de la racionalidad económica. Su conferencia permitió entender el origen ontológico de esa concepción neoliberal que ve en la educación el escenario perfecto para extender su campo de acción y aplicación. Como pretendieran en su día los cientificistas radicales, para los que incluso cabía cuantificar lo vivencial y subjetivo, a fin de ejercer un control sobre ello, los neoliberales se afanan ahora en descubrir el leitmotiv de la acción humana desde el que legitimar una ética encaminada a la acumulación de capital. Ese leitmotiv es sin más el cálculo económico, que ve en la vida y todo cuanto la compone un motivo para generar riqueza y productividad. Desde este paradigma, la propia educación, en la que intervienen profesores, alumnos, recursos, actividades (escolares y extraescolares), afectos y sentimientos internos (cariño, respeto, admiración...), ha de cuantificarse y evaluarse teniendo presente los estándares impuestos por esta ética de la maximización de beneficio. La educación se convierte, ya desde su base familiar, en una actividad que ha de regirse según la lógica económica de la productividad y del cálculo.


Así, a la luz de la mirada de autores como Ludwig von Mises, el sistema económico sólo puede funcionar cuando los individuos son aptos para la forma de producir, y son aptos para producir cuando rigen sus acciones y decisiones según la racionalidad económica o la lógica del cálculo. Por tanto, la ética que debe imperar en la economía liberal no es una ética de contenidos, sino formal y, como tal, universalizable. Estamos ante lo que Nietzsche anticipó antes de su colapso en 1888: No es la victoria de la ciencia lo que caracteriza nuestro siglo XIX, sino la victoria del método científico sobre la ciencia; de modo que, si es preciso racionalizar todo con vistas a la obtención de ganancias y todo ha de seguir las pautas del método de conocimiento, éste acabará transformando el objeto de conocimiento, esto es, terminará por instrumentalizar la educación misma, pervirtiendo su naturaleza, yendo contra ella, contra el hombre mismo.

David Porcel

jueves, 23 de octubre de 2014

Ensoñación del atardecer del 17 de octubre

No veo más que una naturaleza muerta, putrefacta, en estado continuo de descomposición. El Sol y la Luna han dejado de iluminar la naturaleza y las miradas ya no irradian deseo. Un pájaro desplumado me dice que el Amor se ha retirado. Los hombres son ya autómatas desprovistos de ánimo y se oye el llanto abandonado de un niño a lo lejos.

Comprendo entonces que el Amor es el fundamento de la vida, todo lo une y sostiene, y mientras todo se disgrega hacia una Nada infinita, me pregunto si el Amor mismo puede disolverse.


Ensoñación del atardecer del 17 de octubre

miércoles, 15 de octubre de 2014

Sueño del 15 de octubre

Me encontraba en el lugar donde se habían forjado mis sueños, lo que soy y no soy ahora.

Veía un recoveco estrecho y profundo, cuya visión en la infancia tanto había alimentado mi deseo de explorar, ahora materializado en la lectura y la filosofía. Veía los residuos de papel con los que en aquel tiempo nos dedicábamos a fabricar pelotas y porterías, y comprendí mi afición por lo deportivo.

Todavía eran visibles las marcas de tiza que habían quedado de aquellos juegos que nos transportaban a un tiempo más próximo al de los muertos.

Comprendí entonces que nunca había salido de aquel lugar.


Sueño del 15 de octubre