A la filosofía se puede llegar de muchas maneras. También, a través de los cuentos y relatos de ficción. Quizá fuera una de aquellas historias que nuestro padre nos contaba en la niñez de la manta, cuando el mundo de las cosas apenas se distinguía de los lugares imaginados. Quizá fuera un relato de Borges, o de Casares, o de Poe, lo que nos sumergió en las reflexiones sobre el tiempo, o el instante, o la muerte. O quizá fueran Las mil y una noches, cualquiera de ellas, que ya presentíamos antes de leer sus páginas.