Así, con la novedad del primer sol y la fuerza del día que deja atrás la oscura noche, ha transcurrido la primera semana, con visitas inesperadas de antiguos alumnos, mails y más mails organizativos, aulas muertas como la 25, malos sueños de que no llego a tiempo pero al final siempre llego, sonrisas de compañeros entre café y café, alguna risa salida de la última hora, palabras de ánimo a los recién llegados, sesiones de puesta a punto de la maquinaria, la de dentro y la de fuera; pero, sobre todo, llena de palabras e intuiciones que empiezan a rebrotar de las clases de filosofía de 3ºESO y 1º de Bachillerato, con verdaderos momentos que un ilusionado profesor se lleva a su diario personal con la esperanza de hacerlos crecer.
Una fotografía, que me regala mi amiga Montse. Una luz, siempre nueva, como los días en Miralbueno, nuevos para que sigan siendo.
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