El relativismo de Nietzsche, como todo relativismo, mostraba sus contradicciones; "la verdad no es cuestión de correspondencia con la realidad", decía, pero para afirmar esa falta de correspondencia era necesario conocer cómo era verdaderamente la realidad. Precisamente, Nietzsche había negado que la realidad pudiera ser conocida y, por tanto, caía en la falacia de la inconsecuencia autorreferencial: la consecuencia basada en una premisa que se ha comenzado por negar.
Incurría, también, en la autocontradicción típica del relativismo: si todo fuera relativo, ni no hubiera más que interpretación, entonces también la teoría de la voluntad de poder, como lo sugiere Vattimo, sería tan sólo una teoría entre otras, una interpretación relativa, sin ninguna validez objetiva.
Juan José Sebreli, El olvido de la razón
4 comentarios:
No creo que Nietzsche incurra en tal contradicción simplemente porque no creo que sea un mero relativista. En Nietzsche es fundamental la valoración y la jerarquía. Lo que se niega son las valoraciones y la jerarquías establecidas históricamente por no ser verdaderos valores. Nietzsche no es un mero destructor, el problema estriba en establecer el nuevo sistema de valores -desde dónde- vida, voluntad de poder, eterno retorno son las claves para ese nuevo valorar.
Saludos
'Vida', 'voluntad de poder', 'eterno retorno', conceptos que tienen su referente en la verdadera realidad, en la esencia íntima del mundo; pero, ¿no habíamos concluido que el acceso a la verdad es una quimera, una ilusión, la cual ha definido la historia de la metafísica occidental? Si la razón (mejor, el lenguaje) es la vieja engañadora, que nos ha hecho tomar el término, el concepto (Bien, Justicia, yo, mundo..), por la realidad en sí, ¿por qué hacer lo mismo ahora con la idea de 'voluntad de poderío'?, ¿por qué atribuirle a este concepto una realidad, un referente, y a aquellos otros no?
Saludos,
y gracias por tu visita
Me permito sugerirte un post relacionado con el tema:
http://antesdelascenizas.blogspot.com/2008/05/divagacin-en-torno-la-libertad-lgico.html
Nietzsche, como muchos otros en el XIX, percibe la realidad como sujeto, como cambio, y puesto que la realidad no está completa, no puede conocerse de manera completa; la realidad se hace y en ese hacerse se nos va revelando -nunca de manera última.
La quimera de la metafísica occidental es entender que la realidad está dada en su completud [incluso Kant con su idea de racionalidad estaría preso de esta metafísica] y en consecuencia el conocimiento de la realidad sería conocimiento absoluto -o no sería un auténtico conocimiento.
En cuanto entendemos la realidad como sujeto que se hace la concepción de verdad cambia radicalmente: la idea de conocimiento absoluto -completo- se hace contradictoria, pero también el antiguo relativismo que sólo se mantiene si aceptamos la concepción absolutista.
Saludos
Pero para constatar que la realidad, de suyo, es un 'hacerse', un 'revelarse', primero hemos tenido que acceder a un conocimiento inmediato y claro de la naturaleza de esa realidad. Veo que el problema es que la naturaleza de esa realidad, de suyo, trasciende nuestra sensibilidad y entendimiento. Podemos pensar esa realidad, suponer que está ya dada o, por el contrario, que es un hacerse, pero en ningún caso verificar que es así o asá. Son sólo supuestos, no podemos hacer otra cosa, con la desventaja añadida de que son hipótesis no susceptibles de ser refutadas, porque al fin y al cabo 'todo' cuanto existe resulta ser una manifestación de esa única realidad.
Aradezco la referencia y tu participación en el blog,
saludos
Publicar un comentario