El próximo martes, dentro del curso Filosofía y cine, en el Centro Buñuel de Calanda, hablaremos sobre Kubrick, Eyes Wide Shut, los límites del amor y de la conmoción. Hay tesoros que el tiempo
no puede hacer desaparecer. Nos acompañan muchas veces en silencio, esperando
el momento adecuado para desenterrarse y comenzar a destellar. Luz cegadora,
que solo los valientes saben acoger. ¿Cómo es posible que el tiempo no reste nada
a esta sustancia indivisa? ¿Cómo es posible que, después de tantos años, la
sigamos viendo reconocible, como la primera vez, cuando todavía apenas éramos?
¿Cómo es posible que se desate ahora como aquella vez, rebrotando y
recorriéndonos todo el cuerpo? ¿Será que la eternidad cabalga por debajo? ¿Habremos estado confundidos todos estos años? ¿Será que, en realidad, la vida es
una máscara y la noche una verdad?
jueves, 28 de junio de 2018
sábado, 23 de junio de 2018
La obsolescencia de la prohibición
En una entrada anterior comentábamos que la instauración del reino del deber ser responde al afán de ser más. Una ley, por definición, crea dos mundos antes inexistentes: el de lo permitido y el de lo prohibido. Para hacer más, hay que prohibir. El Genésis revela que la humanidad comienza ya en el momento de la prohibición, y no en el de la transgresión, como habitualmente se dice. Es decir, en el momento que se prohíbe tomar el fruto del "Árbol del conocimiento del bien y del mal" ya se da por supuesto el conocimiento (humano) de lo que debe y no debe hacerse. Han sido muchos y variados los agentes legitimados para llevar a cabo el acto de prohibir. De hecho, el sistema institucional, organizado a partir de una serie de prácticas, creencias y sentidos, se basa, en última instancia, en la legitimidad de las instituciones para prohibir y permitir. La desacralización del mundo supuso, precisamente, una traslación de la legitimidad de lo sagrado a lo profano.
Sin embargo, el acto de prohibir es solo una manera de instaurar un nuevo orden moral. Hay otras muchas maneras de poder avanzar. Y quizá, a la luz de la degeneración que hoy está sufriendo la idea de autoridad, bien en forma de violencia, de corrupción o de proliferación de autoritarismos políticos de toda índole, habría que comenzar a plantear otra manera de conducir nuestra sociedad. La prohibición tiene sentido, en efecto, si primero se reconoce a la autoridad como agente legitimador para el ejercicio del poder. Pero, desde la base social hasta las altas esferas de poder, por embotamiento de la sensibilidad moral o por falta de credibilidad del agente moral, estamos asistiendo a una fosilización de los mandamientos y principios autoritarios fundamentales. El reino del deber ser está cediendo su imperio al reino del poder ser: se acaba haciendo lo que se puede hacer. Por ello, la obsolescencia de la prohibición y la "muerte de la autoridad" exigen, quizá, un nuevo salto fundacional, generador de nuevas prácticas morales y formas de hacer política.
jueves, 14 de junio de 2018
Vidas a las afueras del rendimiento
Os dejó aquí mi reflexión Vidas a las afueras del rendimiento, que publica generosamente la Revista Imán en su número 18. Confío os guste...
viernes, 8 de junio de 2018
El amor. Una filosofía de la generosidad
El pasado jueves 7 de
Junio tuvo lugar la última sesión de esta primera edición del programa cultural
del Ayuntamiento de Zaragoza 12 lunas Filosofía joven: atrévete a pensar. El filósofo Josep Maria Esquirol, autor de La penúltima bondad, junto
a los jóvenes estudiantes de Filosofía Ariadna González, Clara Abánades y Pablo
Samper, moderados por el profesor David Porcel Dieste, nos hicieron partícipes de un
verdadero encuentro filosófico en torno a uno de los grandes misterios de la
filosofía: el amor.
Dibujos por cortesía de Clara Marta Moreno
Con ocasión de este
motivo los cuatro participantes de la mesa pudieron compartir sus ideas sobre
cuestiones de profundo calado filosófico como la generatividad del amor, la inseparabilidad
entre atención, respeto y amor, las vías de aproximación al conocimiento del
amor, su relación con la nocividad, etc.
Finalmente, el público pudo
sumarse al debate de la mesa redonda con toda una variedad de preguntas,
reflexiones e inquietudes que no hizo sino evidenciar su grado de atención e
interés. De nuevo se consiguieron los objetivos marcados: animar a los jóvenes
a acercarse a la filosofía y mostrar que ésta puede salir del ámbito académico
para llegar a todas las personas.
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