Había rasgado las nubes y de ellas liberado fuerzas que debían permanecer contenidas. Un despliegue de coches y helicópteros policiales se lanza a mi captura por las calles de la ciudad.
Mi madre, sentada sobre la cama que me soporta, allí donde las sirenas y las hélices no pueden llegar, me pregunta: Hijo, ¿por qué lo has hecho? Con lágrimas en los ojos le confieso que no lo sé. Entonces, como habiendo escuchado mi confesión, los coches y helicópteros se disipan y desaparecen de la ciudad. Apesadumbrado, comprendo que ya jamás podré saber por qué lo hice.
Sueño de la pasada noche de Octubre
2 comentarios:
"No lo sé" es la confesión: de que en cada uno operan otras fuerzas llegadas a través de las generaciones que operan en nuestra libertad. Siempre, nuestra libertad. Siempre nuestra culpa existencial. Fuerzas, eso sí, de las que solo podemos decir a través de nuestra ignorancia y de nuestra presencia, nunca abatida.
P.
Es verdad, "ni en sueños" lo hubiera podido expresar mejor. Besos
Publicar un comentario