Ojeando los libros de texto de la nueva asignatura Educación para la ciudadanía y los Derechos Humanos uno se da cuenta de la diferencia que hay tan abismal entre los propósitos que se pretenden y los resultados que pueden llegar a obtenerse. Los diferentes bloques temáticos de la mayoría de los libros de texto hacen referencia fundamentalmente al aprendizaje de estrategias y habilidades para la buena sociabilidad y la relación con el prójimo: El alumno debe aprender a identificar el sentimiento de la ira y del odio poque sólo de esa forma podrá controlarlo y dominarse a sí mismo, o debe tratar de favorecer un sentimiento cooperativo para relacionarse favorablemente con los demás, o de cuidar de no olvidarse de los métodos anticonceptivos para que no haya disgustos, o darse cuenta de las consecuencias a las que conlleva el incumplimiento de las normas de tráfico... Parece que a algunos profesores de filosofía, o de historia, nos ha tocado ejercer de padres y madres antes de tiempo. De lo que se trata pues es de 'orientar' a los jóvenes en su andadura por la vida. Esta pretensión, está concepción de la 'Educación para la Ciudadanía' que encontramos en muchos manuales, me parece que es una labor que debería estar adscrita al 'Departamento de Educación Familiar', o todavía, al Departamento de Orientación, que dado el creciente número de casos de alumnos conflictivos no se entiende que carezca de medios y del personal suficiente. Me pregunto cómo recibirán esta educación aquellos alumnos rebeldes por naturaleza, incapaces de empatizar con los otros, con un deseo único de incumplir las normas y la disciplina, o una tendencia a encontrar satisfacción en el daño al prójimo.
A pesar del título de la nueva asignatura, apenas ningún libro profundiza ya en la fundamentación teórica de la ética cívica y la mayoría parecen conformarse con que el alumno 'sepa' lo que significa portarse bien y ser bueno. Y es que ya no interesa que el alumno se esfuerce en comprender las razones históricas y filosóficas por las que en la actualidad el sistema político predominante y deseable sea el democrático, no vaya a ser que los futuros ciudadanos entiendan su lugar en la historia.